Carmen miraba
En la fiesta que siguió al bautizo apareció un animador, disfrazado de pirata. Y enseguida puso a bailar y a saltar a todos los niños. Enrique, el primero. Carmen, sin embargo, desde fuera, abría los ojos, callaba y miraba. Yo la miraba mirar, sin pestañear siquiera, y, vanidoso, me reconocía.
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