Atormenta mi conciencia de veras la cantidad de libros que os aconsejo. ¿Qué pasa con vuestras economías y con vuestro tiempo, de los que tan poco cuidadoso os estoy resultando? Siempre podéis no hacerme ni caso, me digo, pero no es un consuelo digamos que muy redondo, la verdad. Más me vale el mal de muchos y saber que de cada libro que recomiendo, salgo yo con varios pendientes por leer, en una cuesta geométrica que Dios sabe dónde va a terminar, o mejor dicho, que sí sé dónde va a terminar, y sólo Dios sabe cuando.
Del libro de Jerónimo Molina, que se titula Nada en las manos, me llevo en las mías una lista que va desde don Diego de Saavedra Fajardo —¡ya he empezado con una empresa al día!— hasta retomar más sistemáticamente a tío Gabriel Miró, pasando por Julien Freund, Raymond Aron y Ángel López-Amo. Uf, qué de tarea, por delante, gracias a Dios.
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