Mi hijo Enrique, a la edad de dos años, descubre la muerte. Lo grabé en vídeo, así que dispongo de un documento gráfico. Él quiere negarla, se ve. Hacía unas semanas habíamos cogido una perdiz viva, lo que ha hecho, sin duda, mucho más doloroso el contraste. Enrique, enseguida, se rinde a la evidencia. Y entonces, como su lejano pariente Gabriel Miró, parece lamentar más que la muerte del pájaro la interrupción de un vuelo. Yo, como ven, no trato de dulcificarle la dura realidad. Antes preferiría hacerme vegetariano. Hay un momento asombroso que justifica que cuelgue el vídeo: ante lo irremediable, mi hijo descubre la elegía y el alto consuelo de la belleza.
Pero no creáis que se va satisfecho. El elegíaco auténtico nunca lo está, no puede estarlo. En la cocina, como un pequeño héroe griego o como un personaje veterotestamentario, se tiró cuan largo es en el suelo, y lloró, cubierto de polvo y de ceniza, suspirando: "Está frío, quiero que esté caliente". Eso ya era demasiado tremendo y no tengo documento gráfico, porque no tuve cuerpo de grabarlo.
Una entrada barroca. ¿Puede el dolor ser representado si no es por la palabra? ¿No está amenazado el testimonio visual de ser espectáculo? ¿Puede el testimonio no ser más que escucha atenta? Los griegos lo imaginaban, los judíos lo saben.
ResponderEliminarLos médicos forenses hablan de "rigor, frigor y libor" (mortis) como signos de la muerte: rigor, frialdad y lividez. En latín es un juego de palabras: una aliteración y una rima (ripiosa). Rigor, frigor y libor... mortis.
ResponderEliminarhttp://wintersonata13.wordpress.com/2008/10/05/calvin-and-hobbes-the-racoon-story/
ResponderEliminarEnrique es poeta.
ResponderEliminarYo voto por la opción del vegetarianismo, claro. Y creo que el pájaro me apoya.
ResponderEliminar¿Será que escribiendo "livor" con B se atenúa un poco la lividez?
ResponderEliminarEn todo caso, tanto con B como con la correcta V, a mí esa rima no me parece ripiosa. Es una buena ayuda mnemotécnica.
"¿Por qué no va para arriba?" Dos veces... Sí, tu hijo es poeta.
ResponderEliminarFrente a la globalización de la indiferencia denunciada por el Papa, la sensibilidad del crío es un elemento esperanzador.
ResponderEliminarJilguero.
Conmueve ver cómo se resiste, como busca negar la muerte, y cómo, vencido, baja la cabeza, el brazo y la voz, y cómo busca consuelo en la belleza, y cómo quiere dejar constancia de esa belleza.
ResponderEliminar¿No es eso la poesía?
Juan (exCarlos dijo)
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ResponderEliminarLEí la entrada cuando no tenía todavía vídeo, así que el Comentario de Cavalcanti me pareció perfecto. Luego vi el vídeo y, qué impresionante.
ResponderEliminarEl comentario estupendo de Cavalcanti también me hizo dudar si colgar o no el vídeo, que me estaba dando problemas, y por eso no salió al principio. Luego pensé que podría aplicarse a la perfección al vídeo que no tomé de mi hijo en el suelo diciendo eso tan tremendo del frío y el calor.
ResponderEliminarGracias, Ángel. Y a todos, y a Cavalcanti el primero.
Es muy impresionante, y muy duro. Yo no sé si hubiera podido ser tan pedagógica. Un abrazo apretadísimo para ese niño tan precioso.
ResponderEliminarMe he quedado sin saber qué decir. Pensando.
ResponderEliminarCreo que es la segunda vez que entro en el blog y siempre por indicación de mi hija. Como soy madre y de varios hijos que no lo ha tenido fácil, sólo puedo decir: la verdad por dura que sea siempre es la mejor opción.
ResponderEliminarMil gracias, querida anónima, por su comentario. Si es usted quien creo, es una garantía de que diciendo la verdad se educan a unas personas extraordinarias. Enhorabuena y gracias.
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