Aunque María a secas no está mal
He leído este libro con una sonrisa constante. Hay cosas que uno sabe de sobra y son de las más dulces de sentir de vez en cuando. Aquí, en Magnificat, Carlos Pujol le tomaba el pelo a la muerte de dos o tres maneras diferentes, aunque fundidas en una, en su poesía clara.
Amigo Enrique, en estos días ando leyendo el volumen de la poesía , hasta entonces, completa que editó La Veleta. Puedes imaginar con qué interés leo tu reseña. A cambio te dejo un soneto de Joaquin Caro Romero fechado, creo, en 1996, un abrazo
ResponderEliminarAguas, Estrella, Fátima, María,
Carmen, Consuelo, Luz, Auxiliadora,
Araceli, Pilar, Rocío, Pastora,
Nieves, Hiniesta, Mar, Sierra, Alma Mía;
Esperanza, Mercedes, Alegría,
Patrocinio, Salud, Rosario, Aurora,
Reyes, Socorro, Paz, Valme, Señora
mía y de todos los Santos, Voto y Guía;
Olmo, Victoria, Amparo, Inmaculada,
Rosa, Montemayor, Prado, Enfermera,
Milagrosa, Coral, Juncal, Granada;
Encarnación, Antigua, Caridad,
Guadalupe, Cabeza, Valvanera,
Sede, Reposo, Gracia y Soledad.