viernes, 28 de febrero de 2014
Un gesto
Sobre educación, lo que yo querría haber escrito es esta entrada de Luri. Pero valdrá el enlace y mi reverencia, mientras que yo me dedico a recoger y retratar un pequeño gesto noble que por repetido puede pasarse por alto.
Sucede que me encuentro con algún antiguo alumno. Reconozco la cara y revivo la simpatía (casi siempre) o la antipatía de entonces. Y poco más. En esos casos, como no he vencido la timidez de preguntarles el nombre, les pregunto el curso, excusándome en la cantidad de alumnos, de años y de grupos que pasan ante mis ojos. Y aquí viene el gesto. Me lo dicen y añaden motu proprio el nombre de un alumno o alumna que consideran especialmente inolvidable. No el que mejor notas sacaba, necesariamente, ni el delegado. Hay un reconocimiento natural del líder, de la personalidad descollante. Y yo que no conozco nada tan admirable como la humildad, me quito el sombrero.
¡No puede hacerse idea usted de cuanto admiro yo sus notas!
ResponderEliminarVaya, eso sí que es un regalo, y yo que quería rendirle un homenaje... Se ha vuelto contra (a favor de) mí. Muchísimas gracias.
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