martes, 11 de marzo de 2014

La salida


Cuando leí en d'Ors aquello de "un vuelo ajedrezado de abubilla", me enamoré de la exactitud de la imagen, y añadí por mi cuenta y riesgo un algo de bandera de Fórmula 1 al despliegue de las alas geométricas del pájaro. Todo lo cual me estaba preparando para lo que vi ayer por la mañana muy temprano en el jardín. Dos abubillas se cortejaban juvenilmente, con una alegría contagiosa. Dieron un salto, que parecía de baile, a la par,  y ascendieron volando en círculos vertiginosos dos o tres metros, encaramándose a la luz amarillísima del nuevo día. Construyeron en el aire una columna salomónica perfecta, recta y curva. O un mástil. Sus alas ajedrezadas, tremolantes, volteadas parecían la bandera frenética de Fórmula 1, dando vueltas y vueltas, para que empezara la carrera. 

Como yo salía de casa, me lo tomé como que me daban la salida. 


1 comentario:

  1. Dando vueltas y vueltas para que em-
    pezara la carrera
    del día y esa otra más, más mía
    de la ebria primavera.

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