miércoles, 16 de abril de 2014

Meseguer y Áspera nada


Cuando lo leí en el jurado del Adonáis, el poema que más me gustó de Áspera nada fue una diatriba contra los pobres. No lo decía el autor pero el lector deducía que esa violencia era quizá la actitud más adecuada para luchar contra la pobreza. Quitando ese poema, el libro no es barroco como el de ayer ni como yo hoy en el periódico, sino pura línea recta y pobreza de medios. Ahora en mi tercera lectura, el poema que más me gusta es "Efecto Lázaro":


A lo lejos la fe te hace señales, 
quisieras descifrarla. 
Es una llama viva. 
Tú y yo llevamos varios años muertos. 
Nos queda la esperanza 
del efecto Lázaro: 
que a través de la noche de los tiempos 
nos llamen unos ojos 
rugientes como tigres de Bengala.


Me gusta mucho el encabalgamiento de "Nos queda la esperanza / del efecto Lázaro", porque la esperanza, sea de lo que sea, es siempre esperanza. Y me hizo dar un salto de ilusión lo de "ojos / rugientes como tigres de Bengala" porque Chesterton había dicho: “Puedes hablar de Dios como una metáfora o una mistificación; puedes aguarlo con litros de palabrería o evaporarlo en metafísicas, y no es sólo que nadie te castigue, sino que nadie protesta. Pero si hablas de Dios como un hecho, como algo así como un tigre, como una razón para cambiar de conducta, entonces el mundo moderno te parará de cualquier forma, si puede”. Lo que se puede aplicar, palabra por palabra, a Messeguer, que ignoro si lo habría leído en Gilbert o dio en el tigre por la propia fuerza (rugiente) de los hechos.


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