jueves, 31 de julio de 2014
Humildad, 3
Un susto de espanto. ¿Puse una tilde de más y entonces mi pío en twitter quedó absurdamente vanidoso? ¿O no se la puse a "aun"? Llego corriendo al móvil. Uf, qué alivio.
Salir en Cátedra. Letras Hispánicas: la consagración... aun en la bibliografía. Antología de Sánchez Rosillo, eh.
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Otro espanto, en sentido doble, a la castellana —de horror— y a la portuguesa —de asombro—. Cada vez que un amigo, conocido o saludado se molesta conmigo por algo que he dicho en un artículo. Yo tan en serio no me tomaría.
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Pero no es virtud, aviso. La humildad virtuosa debe de ser (y debe ser) una fuente inagotable de alegría. Yo soy muy humilde, sí, muchísimo, pero tristón, reconcomido, tensionado. Y esa humildad no es.
La ortografía está sobrevalorada. Hay quien escribe con faltas porque conoce otros idiomas. Por ejemplo, estudiar italiano asegura que empezarás a dudar gravemente de tu memoria fotográfica al escribir en español, hasta en lo más elemental. Y tengo amigos catalanoparlantes que frecuentemente, al escribir en castellano, ponen con i latina la conjunción copulativa. Sin embargo no merecen ser fusilados, ni real ni metafóricamente.
ResponderEliminarQué buena noticia. Es para estar bien contento. Yo lo estoy por ti. Y qué bien acompañado en esa bibliografía.
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