domingo, 13 de julio de 2014

Las irreverentes limpiezas


Bécquer, mon semblable, mon frère, protesta de "las irreverentes limpiezas, los temibles y frecuentes arreglos de cuarto de mis patronas". Y elogia el desorden de su despacho: "sobre aquella tabla, cubiertos de polvo, pero con las mismas señales y colocados en el orden en que yo los tenía, están aún mis libros y mis papeles."

Tengo que enseñarle esta cita a Leonor, por lo menos para que escuche en mis lamentos un eco romántico.




1 comentario:

  1. Anónimo9:41 p. m.

    Un amigo mío se encontró con que el eficiente "desorden" de los libros de la biblioteca había sido corregido por su señora, sin duda con la mejor de las intenciones; ahora los libros lucían colocados por tamaños y colores, muy aparentes, pero inmanejables. Negociación, oiga: el aparente "desorden", incluso sin excesos como el de mi ejemplo (real como la vida misma) puede ser un orden no evidente, pero auténtico y útil.

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