Por razones obvias de extrema actualidad, me he puesto de nuevo a leer la Divina Comedia . En la confesión, sin embargo, me han recomendado que mejor rece el rosario. Anoche fui, dentro de los actos del Congreso Caballero Bonald, a un concierto de Los maestros de Ureña sobre las Cantigas a Santa María. Resultó un equilibrio perfecto, un justo medio, una medicina del alma.
Mañana, D. m., crónica.
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