jueves, 8 de enero de 2015

Juego de tronos. Una experiencia cervantina.


Por motivos profesionales (me la aconsejó vivamente un jefe), me he tragado estas navidades Juego de Tronos, que yo no aconsejaría. Son aproximadamente 30 horas de serie, aunque como he pasado las escenas de violencia extrema y de sexo innecesario,  para mí habrán sido 15 ó 20. No es una obra de arte y sus famosos diálogos no son para tanta fama, pero ha sido una experiencia realmente interesante. Creo que he estado muy, muy cerca de las lecturas de libros de caballerías (mediocres, fantasiosos, aduladores del lector, irreverentes) que criticaba, entre otras cosas, Cervantes en el Quijote. Las que trastornaron a don Alonso. También yo he trasnochado por culpa del caballero de la Montaña, y el del Perro y el de la Rosa, etc. Ha supuesto acercarme a nuestra obra magna por detrás o dejar que se me acercase don Quijote de la Mancha, lanza en ristre, a sacarme del hoyo de la ficción más enredada. Y ser salvado por nuestro ingenioso hidalgo sí merece la pena.

Por cierto, qué detalle: don Quijote, que nos salva, fue víctima. 






1 comentario:

  1. Mira que me gusta a mí una historia de espadas... pero es que ni un segundo de esa serie he visto. Pero porque no me llama naaaaaada la atención.

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