martes, 10 de febrero de 2015

Arrefranar


Tras el análisis, fui a desayunar. En el bar, atestado, nos mirábamos unos a otros sospechando: "Qué harán aquí en vez de estar trabajando, qué país sin remedio". Yo leía y se me escapó una carcajada. El de la mesa de al lado me miró como a un loco. Y todavía tenía que sonreír más. En otra mesa, quedaban unas señoras mayores, e iban llegando todas. Supongo que al ver que no faltaba nadie, una de ellas dijo:
"Querer es poder", 
qué verdad es. 
Y lo repitió varias veces, con acento y entonación, casi con música, regodeándose:
"Queré es podé", 
qué verdá é.
Yo la oía encantado. Era una vindicación subconsciente de la rima, como subrayador, como contundentizador, digamos. Eso arrefranaba la frase tópica. Y, además, de alguna manera la salvaba. La alejaba del campo tonto de la automotivación y la acercaba al de la voluntad y la recta intención. A ver si me explico: el remate del segundo verso vendría a decir, si lo entiendo bien, no es que uno pueda todo lo que quiera, qué disparate, sino que la predisposición a hacer algo suele ser el camino más corto para hacerlo, y viceversa. 


5 comentarios:

  1. A mí la rima me da grima (por ejemplo, en esta frase). Pero en los refranes la rima sirve para cerrar su círculo sentencioso, irrebatible. Jorge Wagensberg, el antiguo director del Cosmocaixa de Barcelona, dice que, mientras que los aforismos abren una reflexión, los refranes la cierran de cuajo. Y para eso (o sea, para cortar de raíz toda posible objeción, reparo o discrepancia), está el efecto conclusivo de la rima. "Hijo agradecido, aún no ha nacido"... y sanseacabó: no hay más que hablar.

    ResponderEliminar
  2. Anónimo12:46 p. m.

    Aunque el pedante lo llame aforismo
    mi abuela rimando dice lo mismo

    ResponderEliminar
  3. Anónimo5:17 p. m.

    En un "Revoltillo de amenidades" del TBO aparecía lo siguiente atribuido a San Agustín:
    Quiere pero no puede; porque cuando pudo no quiso. Y así, por un mal querer se perdió un buen poder.
    Jilguero.

    ResponderEliminar
  4. Anónimo9:01 p. m.

    Que la rima, en pareados, sentencias y refranes, pueda tener "un efecto conclusivo" (más bien no: sólo de refuerzo de lo que, sin ella, concluiría igualmente), no quiere decir que lo tenga siempre. En "Señor, ¡la de tonterías / que uno lee todos los días!", su función y su efecto son muy distintos que en un soneto de Garcilaso o de Borges (o de Shakespeare; recuerdo, a su propósito, que el príncipe de Lampedusa -el autor de El Gatopardo- decía que el pareado que los cierra le parece sobrar más de una vez). Que "la rima / le de grima" es sólo indicio de lo poco que es capaz de distinguir matices. Pensar que los ejemplos hasta aquí puestos son en algo comparables al "Quedéme y olvidéme..." o el "Que nadie lo miraba...", tan poco "conclusivos", con que San Juan cierra dos de sus más conocidos poemas. Hace falta, ya digo, una incapacidad para el matiz verdaderamente insólita.

    ResponderEliminar
  5. Hola. Sin ánimos de estropear nada de vuestras rimas, matices y detalles os dejo este diálogo que da mucho que hablar. Personalmente me resulta encantador. Son como son:

    http://youtu.be/Sbda9ENpmXg


    "Queré es podé", pero aquí uno "no quere na de ná, ni trabajá":)

    Saludos

    ResponderEliminar