Agradezco esa pregunta
Carmen pone cara de aséptico interés intelectual. Casi se pone la mano en la barbilla. Con una voz neutra, me pregunta: "Papá, ¿tú por qué riñes todo el rato?" Pego un respingo. Pero reacciono a tiempo y fingiendo, a mi vez, frialdad académica, respondo: "Me alegro, Carmen, de que me hagas esa pregunta tan profunda e inteligente. Hace mucho tiempo que deseaba explicarte lo del Pecado Original".
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