domingo, 5 de julio de 2015

Preadolescencia


De la mano de Carmen paso al lado de una pandilla de preadolescentes. De pronto, una dice: "Ay, es mi perro: ¡es monííísimo!" Las otras (y Carmen y yo) seguimos la punta de su dedo, y allí está un teckel de pelo duro bastante mono, sí, llevado por un señor. Se hace un silencio, supongo que alguna amiga la mira inquisitivamente. Y ella entonces concede: "Ah, bueno, sí, ése es mi padre".

Cuando me cruzo con él, me embarga una solidaridad preventiva. 


3 comentarios:

  1. Lamento ser tan cruel, pero sólo encuentro una cosa que decirte al respecto:

    PUES NO TE QUEA NÁ.

    Ánimo.

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  2. Ja, ja, ja, es una reacción tan prototipo de adolescente. No sólo por el "moníiiisimo", sino porque su padre, ha de quedar claro, ya no significa casi nada para ella.

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  3. Anónimo5:21 p. m.

    Jajaja. Buenísimo. Yo esto ya lo he pasado!! Y, de manera similar, me embarga una solidaridad sobrevenida. BB

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