Leonor ha vuelto al trabajo. De mi primer día de Rodríguez invertido (a falta de mejor nombre) solo en la playa con los niños, habría mucho que contar y no todo bueno. Pero Carmen, sin que yo la animase de ningún modo, ha venido a decirme una poesía que se le había ocurrido. Ya eso es sorprendente. Luego está la entonación, que sí que puede haberme oído. Y está, sobre todo, el haiku.
Yo jamás le he leído haikus, porque me parece un género muy poco infantil. Luego he intentado mejorar el que Carmen ha hecho y no he sido capaz. Oídlo:
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