En un momento de su conferencia de ayer, me pareció que Javier Gomá iba a hacer una alabanza de la ingenuidad, que es, como es natural, un tema muy mío. Pero fue una falsa alarma y siguió con su tema. Me recordó que no había puesto aquí mi último artículo de Nuestro Tiempo.
(Vía)
Nuestra personaje literario más luminoso era ingenuo. Y ¿no nos arrepentimos de no ser como él?
ResponderEliminarHola Enrique, he leído detenidamente tu artículo y me gusta el tema que tratas. Pero percibo cierto lío en la forma en que te expresas. Y eso en ti es extraño por no decir, imposible.
ResponderEliminarSerá mi torpeza, por más que intento entenderte, no lo logro.
Saludos y ya me dices por favor...
Gracias
Güenísimo
ResponderEliminarEs la pregunta lo que me ha despistado. Ser ingenioso, astuto, inocente... para desenvolverse en la vida, a veces, depende de tantas cosas.
ResponderEliminarRecuerdo un pequeño cuento que leí hace años, decía más o menos así:
Un señor trabajaba en la construcción, ya ha punto de jubilarse le dijo a su jefe que se retiraba, estaba muy cansado y no quería seguir trabajando más en lo que le quedaba de vida. Su jefe atendiendo a la petición de su empleado (con el que había estado siempre muy satisfecho): le dijo: _ te pido un último favor y tienes que hacerlo para jubilarte.
Construye la última vivienda con tus compañeros de la empresa, ellos te ayudarán. Hazla lo más hermosa que pueda y todo el material de la mejor calidad que encuentres.
El empleado empezó a trabajar en la casa, pero haciendo caso omiso a su jefe, construyó la peor casa de su vida laboral en la construcción, con la idea de acabar e irse antes de lo previsto de la empresa.
Cuando la acabó se dirigió a su jefe:
_ Ya he acabado la casa que me ordenó construir y me despido definitivamente.
El jefe cogió unas llaves que tenía guardadas, se las dio al empleado y le dijo: Tenga estas llaves, la casa que ha construido es un regalo para usted, en agradecimiento por todos los años que ha estado con nosotros.
Qué preciosa historia. Muchas gracias. Me ha encantado.
ResponderEliminar"a punto"... se me puede corregir, me gusta que lo hagan.
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado Enrique, a mí también me sigue gustando. Esta pequeña historia dice muchas cosas.
Gracias a ti.