jueves, 22 de octubre de 2015
Recuerdo juvenil
Hoy leo poemas en el IES Valle del Guadalete, de La Barca de la Florida. Como me lleva el CAL (Centro Andaluz de las Letras), habré de cumplir el requisito tan sabio de acabar el recital leyendo los versos de un maestro. He pensado hacerlo con las décimas que Juan Ignacio Varela Gilabert dedicó al Guadalete en su curso, desde el nacimiento a la desembocadura. Las he buscado por intenet y no aparecen, lo que demuestra la densidad del olvida que ha caído sobre el poeta. Pero maestro mío lo fue igual y esas décimas son preciosas y en cuanto las encuentre las traeré aquí.
A falta de pan, buenas son tortas, y contaré una anécdota. En mi tardo-adolescencia, paseando ya muy tarde, a la luz de una farola, le recité a una muchacha mis poemas. Y la dejaron indiferente, rozando la guasa. De pronto, tuve una iluminación (bajo la farola), y le recité las décimas de Juan Ignacio, que entonces me sabía de memoria, como si fuesen mías, para comprobar si el problema estaba en mis poemas o en su apreciación literaria. Le encantaron. Ella no entendió mi repentino cambio de humor y mis ganas de irme a casa, pero es que me había dado una lección y mi poesía tenía mucho camino —lo vi claro bajo la doble luz— que recorrer y yo mucho que trabajar mis versos.
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