jueves, 3 de diciembre de 2015

De pie


Todos los días me acuerdo de mi madre al menos uno vez. A la hora del ángelus. Pasó que cuando ya estaba muy malita, yo estaba tumbado con ella en la cama y sonaron las doce. Vamos a rezar el ángelus, nos dijimos, y yo seguí tumbado. Me miró con guasa y me dijo: "¡Eh, tú, de pie ahora mismo, que la que tiene cáncer soy yo!" Puede parecer un rasgo de humor negro, y tal vez lo sea, pero no hay día a las 12, por muy reunido que esté que no busque una excusa para levantarme, ni que no lo haga con una sonrisa de ternura divertida. 

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