Puedo tener más lectores,
sí, pero jamás mejores.
Cartas meditadas, generosos tuits, hondísimas reseñas, cariñosas amonestaciones que, aún teniendo razón, en nada se transforman en elogios... Podría hacer un enjambre de enlaces de tantos detalles, pero concretemos en lo que me ha inspirado esta mañana esta aleluya que grabo a fuego en mi pluma (virtual) de escritor. Esta lectura espléndida de Ángel Ruiz. Y un tarjetón de una lectora de aquel artículo, que reza:
Te adjunto una botella de borgoña para que no tengas que buscarla para "trasegarla" con Leonor.
Y la trasegaré, chin, chin, a su salud, y a la todos vosotros.
¡Chin, chin!
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