lunes, 6 de junio de 2016

Quijotesco



Es llamativo que “dantesco” haga referencia (injustamente) a un escenario tétrico, que “shakesperiano” se utilice (limitadamente) para un tono florido o a unas tramas enrevesadas o a unas psicologías torturadas; pero que “quijotesco” sea, en cambio, una noble actitud existencial.

12 comentarios:

  1. Pensar que Cervantes escribió el Quijote para demostrar que todo aquel que no considere al Cristo como su modelo en la vida comete un error, es algo muy osado (y lo dice un creyente).

    Yo no estoy seguro ni de que Cervantes era cristiano. Cuanto más lo releo más escéptico me parece. Uno de los Quijotes que tengo (el de Castalia en 2 vols.) lo leí subrayando con bolígrafo rojo todas las frases que me parecían heterodoxas (muchas de ellas con doble sentido). Y al final quedó lleno de color rojo. Para mí Cervantes era un hombre muy lúcido, de vuelta de todo al final de su vida y que acabó no creyendo en nada.

    Otra cosa es que por razones de temor a la censura y miedo a la Inquisición, tomara sus precauciones (con frecuencia con mucha ironía).

    No sé qué cervantista ha dicho que el Quijote hay que leerlo pensando en lo que está ausente de él - con relación a otros libros más ortodoxos de la época (de Quevedo, de Lope, etc). Y daba el ejemplo de que en él la palabra "católico" aparecía muy poco, muchísimo menos que el vocablo "cristiano". Y que eso significaba algo.

    Es un poco el mismo caso que Gracián. Tras leer sus dos obras maestras, el "Oráculo" y "El Criticón", le cuesta a uno mucho creer que fueron escritas por un sacerdote.

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  2. Anónimo11:20 a. m.

    A mí no me parece, en cambio, nada difícil creer que las obras tanto de uno como de otro fuesen efectivamente escritas por sendos católicos; la sensibilidad católica no es una sola, y hay, y más aún ha habido históricamente, católicos muy distintos entre sí. Ellos nunca afirmaron, o sugirieron, ser otra cosa, y no veo ningún motivo mínimamente fundado para no creerles. Si nos ponemos a sospechar de ortodoxias, podemos dudar de quien se nos ocurra (y es sabido, por ejemplo, que la Inquis¡ción lo hizo hasta de San Juan de la Cruz), pero, como ya dijera Dostoievsky, cien conjeturas no hacen una evidencia.

    Cosa distinta es el empeño de EGM (que es exactamente simétrico del suyo) en ver católicos por todas partes: el "catolicismo" de Shakespeare, tan repetidamente afirmado por él, no es menos conjetural que sus propias conjeturas. Y más todavía, el empeño no sólo en convertir en evidencias sus propias conjeturas procatólicas, sino en hacer de los así bautizados sólo porque a él le gustaría que lo fueran algo más que sólo católicos: propagandistas activos y fervorosos de la Causa, hasta el punto de pretender que sólo leyendo a Shakespeare con esos muy partidistas anteojos es posible comprenderlo.

    Mientras no vea algo más que muy particulares sospechas, que nada costaría volver en cualquier otra dirección si se quisiera, no daré a esas conjeturas otro valor que el de las especulaciones sin fundamento que son, ya se refieran a Cervantes, Gracián o Shakespeare, ya a su ortodoxia o falta de ella o a cualquier otra conjetura (como la de la supuesta homosexualidad de Cervantes o Shakespeare). Y al intento de obligarnos a leerlos con los anteojos que en cada caso acomoden al especulador, no es sólo que les niegue el más mínimo fundamento serio: es que los rechazo con toda energía.

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  3. Tiene usted razón: cada uno a lo suyo. Y no seré yo quien va a perder el tiempo intentando convencerle de mis impresiones de lector del Quijote yendo a buscar mi ejemplar de Castalia para citarle frases subrayadas en rojo. Otros se han encargado ya de señalar y explicar largamente la(s) heterodoxia(s) de Cervantes, su erasmismo, sus conocimientos en esoterismo (que explicarían por qué una novela en apariencia tan "anodina" como el Persiles era su obra preferida) o en judaísmo (ahí están los libros de Américo Castro).

    Tampoco perderé el tiempo citando los sonetos homosexuales de Shakespeare.

    Hay gente a la que ni siquiera las pruebas convencen. Por sólo poner un ejemplo, Vladimir Volkoff escribió un "Tchaikovski" en el que niega también su homosexualidad, a pesar de la correspondencia del amigo Piotr Ilyich.

    Ya conoce usted el viejo refrán: "No hay peor ciego que el que no quiere ver".

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  4. Anónimo1:18 p. m.

    No existe tal cosa como "sonetos homosexuales", ni de Shakespeare ni de nadie, tal como no existen "sonetos heterosexuales"; esa manera de leer es superficial y absurda, además de perfectamente ahistórica. En todo caso, en la colección de Shakespeare, que conozco completa en varias versiones, los habría de los dos tipos, si semejante "lectura diagnóstica" fuera algo más que el puro disparate insustancial que es. Supongo que por ese camino, y ya que citaba antes a San Juan y que éste, en varios de sus poemas mayores, habla de sí mismo en femenino, se podrían hacer la mar de calenturientas especulaciones; es más, sospecho que no habrán faltado. Hay gente así.

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  5. Queridos amigos, tan lejos de mí imponer ninguna lectura a nadie como dejar de hacer la que entiendo más legítima y ajustada a los hechos y a las ideas del autor.

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  6. @ Anónimo

    En la primera línea de su texto no existen sonetos homosexuales (discutir sobre la denominación es un poco fácil - pero si quiere puedo decir cada vez que hable de ellos "sonetos en los que Shakespeare parece dirigirse a un posible e incluso probable amante masculino") pero en la 4ª ya sí, acompañados de otros heterosexuales.

    Un poco más de seriedad, por favor. Si quiere usted discutir, hágalo con un mínimo de rigor.

    En cuanto a San Juan de la Cruz, déjelo usted tranquilo, a menos que también sea, además de un gran especialista del amigo William, un especialista de la mística.

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  7. Anónimo11:02 p. m.

    Si leyese usted con un poco más de calma (o algo menos de de irritación) vería que digo "los habría de los dos tipos, si semejante "lectura diagnóstica" fuera algo más que el puro disparate insustancial que es". No le explicaré lo que es el condicional; si lo sabe o lo averigua, comprenderá usted mismo que no tiene razón, y por qué. Respecto a San Juan, no es (ni Shakespeare tampoco) coto de especialistas, ni por tanto obligado el serlo para hablar de ellos.

    Y yo no quiero "discutir", sólo decir lo que pienso. No sabía que estuviera prohibido; ni siquiera sabía, pobre de mí, que tuviera usted alguna autoridad para hacer dicha prohibición. No se ponga nervioso sólo porque le lleven la contraria, hombre, que de veras que no hay motivo.

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  8. @ Anónimo

    Muy flojas sus explicaciones.

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  9. Anónimo1:48 p. m.

    Uno se pregunta, quizá un tanto ingenuamente, si quienes hacen lo que aquí el amigo 75 lo hacen por pura ignorancia, o la cosa es más triste. Cuando no tienen argumentos en una controversia, simplemente la abandonan y se pasan a la descalificación personal, mucho más fácil y que no requiere explicaciones, para qué, con lo que eso cuesta. En fin, sea por ignorancia o por algo peor, pobrecitos, qué poco dan de sí.

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  10. @ Anónimo

    Tómese una tila. Le vendrá bien.

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  11. Anónimo11:10 p. m.

    Gracias; pero la tila, a lo que entiendo, se recomienda como calmante, para quienes están algo nerviosos. Si de veras lo que le digo le hace pensar que yo lo estoy, le repito lo que ya le sugerí antes: lea mejor.

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  12. Anónimo8:50 a. m.

    Te lo dicen, Anónimo, porque la tila es también muy eficaz contra el coñazo.

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