Libro
Carmen me trae un folio plegado con un dibujo en la cubierta y líneas como olitas en todas las otras páginas. "He escrito un libro". Qué bonito, le celebro y. haciendo como quien lee el título, recito con voz temblorosa: Últimas tardes del verano, según mi talante elegíaco de estos días. "Oh, no, no, se titula La niña que no sabía obedecer." Ah, se trata de literatura revolucionaria, entonces.
La anécdota me recuerda lo que decía Umbral de los niños: que, contrariamente a lo que creen con frecuencia los adultos, no son líricos, sino épicos.
ResponderEliminarQué bien me viene esta cita para lo que tengo que escribir sobre Narnia. Muchas gracias.
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