sábado, 18 de febrero de 2017

Voluntarismo estético


Escucho a mi derecha: "¡Qué guapísimas estáis, hijas!" Me vuelvo, como es lógico. Una señora mayor y popular se dirige así a dos señoras de cincuenta años vestidas de fiesta o de boda, que acogen el piropo con grandes sonrisas de aprobación. Trajes de varias capas y variados colores, profusión de cosméticos, una cinta plateada en la cabeza, muy años treinta, y grandes tacones, inestables como las sendas permanentes. El resultado deja mucho que desear, siendo honestos, y uno sospecha que estarán bastante mejor en los días corrientes ("quizá, quizá tienen razón los días laborables"), pero no deja de emocionarse por esta muestra de voluntarismo estético, al que tan sensibles son las mujeres. Querer ponerse guapas es un homenaje y embellece, al menos, el rito o la celebración y, desde luego, el alma.


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