Esta mañana los niños entregaron sus regalos por el día de la madre, con algunas poesías muy típicas que los acompañaban. La madre, encantada. Yo, también, para qué voy a hacerme el interesante. Pero diez minutos antes de acostarse, Carmen se ha lanzado a escribir un poema motu proprio:
Creo que no me engaña el amor paterno: es el mejor de todos los que hemos tenido hoy en casa. Me hubiese gustado preguntarle a Carmen (que ya está dormida) quién es ese nadie que no es perfecto, si la que riñe o la reñida. En todo caso, sí, sí es la vida que quiere Dios, la de la mejora continúa y el arduo camino (nada de sensibilidades facilonas) al corazón, que es donde, en efecto, hay que llegar.
A mí el poema me ha llegado al corazón.
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PS.- Esta mañana, tras cerrar el asunto de los derechos de autor, le he preguntado quién es es nadie que no es perfecto, si mamá o ella. Me ha mirado con una ira santa y me ha dicho: "Es lo que dice: 'nadie', 'n-a-d-i-e---e-s---p-e-r-f-e-c-t-o'". Esa es una respuesta de poeta con todas las letras: "Las explicaciones se le piden al texto, eh".
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