Invito a mis hijos a aprenderse de memoria a Antonio Machado:
Se miente más de la cuenta
por falta de fantasía:
también la verdad se inventa.
Quique recuerda mejor otros versos que, por lo visto, les enseñé yo alguna vez:
El hombre es fuego,
la mujer, estopa,
viene el diablo
y sopla.
Misterios del subconsciente, a los niños les interesan mucho más estos versos que los de Machado. Carmen dice: "Uhhh, yo soy fuego". Quique la corrige: "El fuego soy yo, tú estopa". Carmen pregunta: "Y eso, ¿qué es?" Su hermano, cargado de razón, le explica: "Es topa, la mujer del topo".
Yo veo que hay un añadido estético muy valioso al hecho de aprenderse unos versos sin saberse su significado. Por el puro gusto estético del ritmo y de la rima. El viejo refrán, al que siempre le vi mucha chispa, me ha incendiado para siempre.
¡Son geniales esos dos!
ResponderEliminarHe de decir que mi gusto se alínea con el de ellos.
ResponderEliminar