Tuve una mañana amarga, pero el IES, zalamero, no iba a dejarme ir sin una dulce compensación. A última hora, cuando me dirigía a jefatura a recoger, como don Quijote de vuelta a su aldea, me di cuenta de que había varios alumnos esperando a sus novios o a sus novias en el pasillo. Ellos habrían salido antes del timbre (ejem) y habían rechazado la tentación de irse a la calle a galope tendido y allí estaban esperando, con una mansedumbre muy sanadora, tranquilos, ilusionados, como en los años 50, a que, nunca después del timbre, hiciese su apoteósica aparición el ser amado.
Recordé a Luis Rosales:
¿EN QUÉ CONSISTE LA PLENITUD?
Si llega tarde a la cita,
la espera forma parte
de la alegría.
Aunque su versión para mi IES más bien sería:
Llegaré antes que tú,
porque, como llegue en punto,
me quedo sin plenitud.
El día, a fin de cuentas, no había sido tan amargo.
¡Qué bonita coincidencia! "La espera forma parte de la alegría", de Rosales, es uno de mis ritornellos.
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