He tenido que volver a leer unas entradas de mi blogg por las dulces exigencias de un amigo editor. Yo estaba muy tranquilo tras haberme quitado, pero, al leerlo, qué sorpresa ver cuánto de mi vida y, sobre todo, de los que quiero, habría perdido de no haber estado en Rayos y truenos. Así suena muy general: era una frase de mi hijo Enrique, que me ha conmovido como un verso de Rilke. La habría perdido porque ya la había olvidado.
Mi mala memoria, y la memoria de mi abuelo, que me insistía mucho en que llevase un diario, me han vuelto a traer a estas páginas que intentaré escribir como mi vida a trancas y barrancas.
Abrimos, abramos, un nuevo sendero.
Pues welcome back!
ResponderEliminarQué atento. Muchísimas gracias.
ResponderEliminar¡Bien! Pues yo también a veces navego por viejas entradas de tu blog. Hace poco precisamente me topé con la de tu abuelo, que te insistía en el diario, acompañada de una cita de Carver y una de Gómez Dávila. Estaba buscando ánimos para volver a empezar a un diario...
ResponderEliminarMe hace una ilusión tremenda
ResponderEliminarAlbricias y bendiciones. No he dejado de entrar al blog buscando esos chispazos de vida cotidiana que saben a gloria. Gracias, don Enrique.
ResponderEliminarQué alegría por este recibimiento inesperado. Pensé que os había aburrido a todos.
ResponderEliminarInfinitas gracias, Enrique por esta vuelta al blogg nuestro de cada día.
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