Soy un ratón de biblioteca al que usan como rata de laboratorio.
El experimento consiste en sacarme continuamente de mi solitaria madriguera, que es donde estoy bien, para ver cómo me adapto a los ambientes más diversos en breves períodos de tiempo. Paso o me pasan sin solución de continuidad de un instituto con alumnos testosteronosos a graves tertulias intelectuales con profundos interlocutores y, luego, a alguna alta fiesta y, más tarde, a debates políticos que son más pesimistas e inútiles que otra cosa, y, también a eventos deportivos, y/o a viajes de placer (que así se llaman) y todo, todo muy muy rápido, sin previo aviso.
Los resultados del experimento son incontestables: me adapto mal.
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