Hoy en el PSOe, con Zapatero a su cabeza, respirarán aliviados pensando que con la aprobación de ayer se cierra la sangría de votos del Estatut catalán. Pero ese no era el problema —era, tal vez, la solución.
El verdadero problema comienza ahora y durará hasta cuándo… Hace poco decía que la acelerada sociedad de la información ha ido del “Estás pasando: lo estás viendo” al “Va a pasar y cuando ocurra será ya viejo”, o sea, que cuando las cosas ocurren de verdad ya están amortizadas por toda la información previa y como que no importan. Pero el mundo es terco y se empeña en girar a su ritmo de siempre. La realidad es algo que está debajo de la prensa y que no puede cubrirse con papel de periódico. Creer que las leyes se cierran antes de que empiecen a aplicarse, cuando se votan en el Congreso y los medios dejan de hablar de ellas, es un síntoma de endogamia política y de falta de sentido de la realidad que preocupa.
De una monumental ignorancia histórica, además: los Decretos de Nueva Planta son de principios del siglo XVIII y los nacionalistas todavía se agarran a ellos para quejarse y protestar.
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