Si últimamente ando dando vueltas alrededor del matrimonio, no es porque haya perdido el rumbo, sino porque me han encargado una conferencia sobre el divorcio en Rota (pueblo, no tribunal, ojo). El evento es esta noche a las nueve, en el Castillo de la Luna. La ocasión roteña la aprovecharemos para presentar La superstición del divorcio, de G. K. Chesterton, que acabamos de editar Abel Feu y yo.
Mientras releía ese libro, me he dado cuenta de que fui injusto con Julia. Ocurrió en casa de Ana Có. Julia defendía que todos los matrimonios son por amor; yo tan lewisiano como Beades, salí al paso; ella replicó que eran matrimonios por amor también si por amor propio; y entonces, ay, me sonreí y la acusé de no ser tan romántica como parecía. Pues bien, Chesterton, que es todo un caballero —una vez se levantó en el tranvía y dejó asiento a dos o tres señoras—, acude en auxilio de Julia y me desarma. Sostiene que a los que no cumplen su palabra de amarse hasta la muerte les falta amor (propio), y se burlan de sí mismos por la espalda. La paradoja resulta muy romántica: el amor propio como sólido sillar del amor matrimonial, el orgullo como razón de la entrega. Y yo, cortado, le ofrezco a Julia un ramillete de violetas o coloradas disculpas. A la romántica Julia.
Me cuelo en esta entrada para transmitiros, en nombre de Fernando do Vale y en el mío propio, mi lamamento por no poder asistir al viaje de la "Comunidad del Versillo" hacia la Capital del Reino. Mis mejores deseos para vuestra empresa, mi orgullo se ve alimentado por vuestras intenciones. Señor de Viña Marina, Gran duque de Vistahermosa, Conde de Benzelá, Hidalgos de Artieta, Centinela Beades y Duquesa LLir, mi corazón con vosotros.
ResponderEliminarPS.- No me da la vida últimamente para hacer comentarios en tu blogg, pero la ocasión la merecía. Perdón por el ex abrupto.
Buenos días Enrique,no sé si está es la forma correcta de hacerte llegar un comentario, pero... lo intento. Leí ayer tu artículo "Cositas del Matrimonio", solamente decir que me gustó mucho. Me pareció llano, claro y conciso.
ResponderEliminarSaludos,
Marina
Muchas gracias, Marina, por los ánimos. Me alegro de haber estado claro, que hace mucha falta porque hay quien no se entera.
ResponderEliminarTambién agradezco a Pablo, a pesar de que confunde todos los títulos, sus buenos deseos. Su compañía (moral) nos aliviará por la estepa -polvo, sudor y hierro- castellana.
Muy interesante. Y esperamos leer algo de esa conferencia, si se puede.
ResponderEliminarLo que más me ha gustado es el detalle de Chesterton, dejando sitio a "dos o tres señoras"... ¡Qué bueno!
ResponderEliminarNo me da la vida ahora para más pero queda pendiente algo sobre "el amor propio" mantener la promesa no sólo requiere fidelidad al otro sino fidelidad a uno mismo, en ese sentido estoy con Julia y con Chesterton. Gracias por la entrada y éxitos en la conferencia.
ResponderEliminarAunque me aparte un poco del "coloquio", me llama la atención que se va difundiendo el hábito de decir "actual mujer" y "actual marido", incluso aplicado a parejas que sólo se han casado una vez. Es como si "actual" tuviera en "ex" su sinónimo futuro. Ya sé que no es lo mismo, pero a veces me choca tanto como si se refieran a mi actual madre...
ResponderEliminarMuy buena esa reflexión...
ResponderEliminarTal y como van las cosas, pronto oiremos comentarios del tipo: mi actual progenitor A es más simpático que mi anterior Aproge. O mi actual Bproge es un tarado. O mi hijo actual es un lambrucio voy a buscarme uno que me coma menos. Por este motivo del comer, supongo que si yo hubiese sido adoptado, a mi me habrían devuelto a la inclusa de una patada en el culo.
ResponderEliminar