Pacientes lectores de mi blogg, ustedes ya me han oído comentar el asunto que trato en el artículo del Grupo Joly. Les parecerá que insisto, y eso no estaría bien: "Si dices la verdad, no la repitas, / sólo el que miente insiste" como nos avisó una vez el
entrevistado Aquilino. Pero es que todavía no lo había tratado en la prensa, que es donde tiene interés combativo. Dejo el
enlace, sólo para los muy forofos. Hoy mi recomendación es que acudan a
uno de estos
dos conciertos. O a los dos.
Te iba a decir lo mismo que decía Aquilino, pero me paré un segundo a leer tu artículo. Totalmente de acuerdo.
ResponderEliminarGracias por las recomendaciones, estupendas las tres. Lo del sabio de Hortaleza tiene gracia. Ni qué decir...yo también prefiero a Platón.
ResponderEliminarAnaCó, a mí también lo que más me gusta del artículo es lo del "Sabio de Hortaleza", pero la gracia (mardita grasia, para ser más exactos) no es mía: es de esta época que trata a los entrenadores como filósofos y a los futbolistas como héroes.
ResponderEliminarGracias por el interés, M-F. Ayer no salió mi artículo, porque se suspendió el especial Familia a raíz del accidente.
A mí, que soy muy futbolero, de tan manido el apodo me resulta cansino. Pero después del partido contra Francia y de este ilustrativo ejemplo de respeto a la palabra dada, hay que quitarle el título ya (incluso el de entrenador).
ResponderEliminarBuena propuesta, Javier L, aunque cruel: como le quitemos títulos al fútbol español(aunque tan ridículos como el de Sabio de Hortaleza) nos vamos a quedar a cuadros.
ResponderEliminarEnrique, qué alegría tan grande me das proponiendo en esta entrada la visita a "mis" dos conciertos. Te lo agradezco mucho.
ResponderEliminarLo de "mardita grasia" lo suscribo...menuda República de Sabios, tú ten cuidado, te recuerdo que en Platón acabaron echando a los poetas...por sinceros.
ResponderEliminarEnrique, está entrando gente en mi blog; buscan "Enrique García-Máiquez biografía"; en realidad han sido sólo dos, pero por ahí se empieza. Además me huelen a hispanistas extranjeros: hay que cuidarlos, darles jabón, que escriban sobre ti -mal, sin entenderte-, para poder criticarles luego a gusto en un poema vitriólico).
ResponderEliminarHabría que hacer algo, no sé, tú verás.
Carlos, no me lo tendrías que agradecer, sino que cobrar. Vampirizo tu talento con mis enlaces. No se puede estar todos los días a la altura y a veces, como hoy con tus conciertos, hay que apoyarse en los hombros de los amigos.
ResponderEliminarSi me echaran de La República, AnaCó, podría contestar como Simone Weil cuando la cesaron como profesora: "no esperaba otra culminación a mi carrera profesional". No me preocupa porque tengo unos amigos ecuatorianos (bueno, ella, que él es medio norteamericano, medio chipionero) que me harían muy dulce el exilio.
Y no sé, Arp, quién puede buscar mi biografía, que está en mis libros. Lo dijo Mario Quintana: "Y ahora me piden que hable de mí mismo. Bien, yo siempre hallé que toda confesión no transfigurada por el arte es indecente. Mi vida está en mis poemas, mis poemas son yo mismo, nunca escribí una coma que no fuese una confesión". Me alegro, en todo caso, de que buscándome a mí acaben en un sitio tan recomendable como tu "Compostela".
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ResponderEliminarEste mundo es un pañuelo...creo que conozco a esos amigos tuyos, -hermana y cuñado míos-. ¡Sin duda, autoexíliate!. Muy bueno lo de Simone Weil.
ResponderEliminar¡Lo adiviné, AnaCó! Tu hermana nos había hablado mucho de ti y muy bien (y por lo visto -quiero decir, por lo leído- no exageraba). Yo fui atando cabos y, entre la filosofía, la moda y el toreo, ya no me cupo duda. Dales muchos recuerdos de nuestra parte.Me alegra pensar que soy un viejo (relativamente) amigo de tu familia.
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