miércoles, 4 de octubre de 2006

The happy few

Aunque afortunadamente (también para mí, desde luego) Dios no va a ser tan egoísta y esnob como yo.

5 comentarios:

  1. Anónimo2:54 p. m.

    No eres esnob, sino que tienes buen gusto. Lo que creo es que nuestros paradigmas terrenales -afortunadamente para todos- no tienen mucha vigencia allá arriba, donde, según la célebre expresión de San Pablo, "ni ojo vio ni oído oyó...". En cuanto a lo de la proliferación de alusiones al demonio y sus acólitos, es verdaderamente sorprendente (y espeluznante). Se me hiela la sangre cuando recuerdo a una mujer testigo de los atentados del 11-M en Atocha, contando que le sorprendió el fuerte olor a azufre que se percibía en el aire. Creo que no le oído a nadie comentar este dato, pero me temo que no es casualidad...

    ResponderEliminar
  2. Enrique, me ha gustado mucho tu artículo. Muy sencillo y directo. Buenísimo el libro de C.S. Lewis, dedicado, por cierto, al gran Tolkien.

    Verónica, gracias por aportarnos esa anécdota del 11-M. Aquella madrugada "fue un infierno", dicen; pero no es una metáfora, sino un atisbo de algo real.

    ResponderEliminar
  3. Hace mucho leí el título de un libro que no deja de sorprenderme: La Fe en época de credulidad. Es un problema, quizá nunca se ha hablado tanto de ángeles y demonios con tan poca conciencia sobre lo que se dice. El libro de Lewis es espectacular!

    ResponderEliminar
  4. Llego tarde hasta a mis propios artículos, ay. Mi hermano Jaime me aconsejó que pusiese, junto a Chávez y a Garzón, un tercer ejemplo de personaje con veleidades diabólicas. Ahora, con el comentario de AnaCó, caigo que ése tendría que haber sido Dan Brown y sus Ángeles y demonios. Qué trío se me ha escapado.

    ResponderEliminar
  5. Pero cuanto menos hable del personaje, mejor.

    ResponderEliminar