La hipótesis nace de leer una soleá de Blanco Garza, y querer comentarla aquí. Para eso, habría que matizar mucho sobre psicología femenina, aventurar toda una historia de amor que se adivina entre líneas, referirse a la sabiduría irónica o a la melancolía feliz del poeta, etc. Afortunadamente, otra característica de la buena poesía es que resumirla, además de imposible, es innecesario.
Yo no sé cuando es verdad,
si cuando me quieres menos
o cuando me quieres más.
Supongo que esta soleá es el tipo de poesía que Ibáñez Langlois indulta de la clausura ¿no? ("clausurado el poeta analfabeto / salvo en el caso de la musa popular /
ResponderEliminarque es cultura sin nombre ni apellido"). No puedo quitarme su salmo de la cabeza. Ahora estoy en que se pasa de elitista.
Ibáñez Langlois se pasa de elitista, claro, pero es que, como decía Jesús Sanz, el chileno usa de la hipérbole como un recurso poético. Del mismo modo que una metáfora leída al pie de la letra es absurda, las hipérboles hay que leerlas cum grano salis. Por ponerte un ejemplo, él dice que un poeta en castellano debe saber latín y griego, pero luego en sus más estrictos libros de prosa reconoce a menudo que de griego muy poco o nada. Todo esto (también lo del vasco, Rocío) me servirá para hacer las pertinentes precisiones en el prólogo que ando preparando.
ResponderEliminarUna hipérbole es también hablar de musa analfabeta. El pueblo tiene una cultura honda. Y Blanco Garza, que es el autor de esta soleá, sabe latín.