domingo, 14 de enero de 2007

Panarrias

En esta tertulia nuestra del rinconcito del cibercafé El Universal, se habla mucho últimamente de animales (domésticos o salvajes, del tamaño de una vaca o de un pececillo de colores), revelando cuán cerca está de nuestros corazones el espíritu seráfico de San Francisco. Lo educado es participar en el tema de conversación y lo malo es que ya hablé de mis perros (Pukka y Carbón). Con los años, me aterroriza empezar a repetirme como el abuelo Cebolleta.

Afortunadamente d'Ors, que es el Séptimo de Caballería, vino a salvarme, y ayer por mi cumple me regaló un chiste zoológico, traducido del gallego. Se encuentran tres curas párrocos y empiezan a quejarse amargamente de la nocturna turba de murciélagos que habita en sus iglesias. El primero dice: "He gastado botes y botes de spray y nada: son inmunes". El segundo: "Yo he derramado por mis muros un polvo que, además de amarillo, es inútil". Entonces exclama el tercero: "Pues yo he solucionado el problema". "Cómo, cómo", preguntan sus colegas. "Fácil", dice el más galaico de los tres: "les di la Confirmación y ninguno ha vuelto a pisar la iglesia".

Como la cabra (otro animal) tira al monte, yo enseguida me planteé ciertos problemas de traducción, que me encantan. ¿También hay que atender a los contextos? Tal vez en Andalucía, que como detectó Santa Teresa es tierra que tira al monte, el buen sacerdote tendría que haber dicho: "Les di la Primera Comunión y no les he vuelto a ver el pelo". Yo, en principio, soy partidario de aclimatar el poema. Lo que creo que sería un exceso es introducir palabras demasiado particulares. A los murciélagos en mi pueblo se les llama panarrias, que es un nombre muy simpático y menos oscuro, pero que en el chiste no tiene por qué.

6 comentarios:

  1. ¿Pero de dónde sacas lo de la 'católica Galicia'? ¡Ojalá! Aquí, ni procesiones.

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  2. Y en el mío se les llama panarras.

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  3. Anónimo11:00 a. m.

    Qué nombre tan pomposo para un murciélago, al acercarme a tu artículo pensé que ibas a hablar de una remota figura que yo -como tantas no tan remotas- desconocía. Anda, y mira tú por dónde, que era el murciélago de toda la vida.

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  4. Las pomposas panarrias, que vuelan como si estuvieran bailando nerviosas bulerías, son, por lo visto, más católicas en Galicia, Arp: al menos frecuentan las parroquias hasta la Confirmación.

    ¡Panarras en Alcalá de Guadaira! Menos mal que ambas vienen del latín pennaria, que si no iba a terminar creyéndome lo de la realiá nasioná.

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  5. Gran regalo el que te hace d'Ors. Yo estoy todavía temblando tras leer hace días su poema «¿Qué saben ellos?», de Sol de noviembre. Iba a decirte que no me parece tan poco católica Andalucía —yo que pongo al Señor y a la Virgen caras del Sur—, pero veo que ya ha desaparecido la mención, que sin duda esconde un asunto muy interesante: religión-religiosidad. Y sobre la frecuencia sacramental, recuerdo un cura muy mayor que se quejaba al llegar mayo de que empezaban las primeras y últimas comuniones. Es triste, sí.

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  6. Chiste para pensar. Se lo voy a contar a todos los párrocos que me encuentre.

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