sábado, 21 de abril de 2007

Encuentro de Escritores/encontronazo

No me colgaron de su cartel y con su silencio los nacionalistas me dieron do más dolía, como le expliqué envidiosillo a Rocío. Tampoco vinieron a reventar mi interveción como hicieron con la de Lourdes Ventura, precisamente con ella a la que nunca -dijo- le gustó el hombre que hablaba catalán en la intimidad, ji, ji, ji. En realidad eran quatre gats, aunque si hubiesen arremetido contra mí habría hablado de hordas para seguir pasticheando a don Antonio:
A las palabras del blogg
les sienta bien su poquito
de exageración.
Mi lectura, a los ojos de mi más afilada crítica [esto es, mi mujer] adoleció de tres defectos que, contra todo pronóstico, en vez de mortificarme me pusieron contento:
1- Se le hizo muy corto. [Terrible si se le hiciera largo]
2- Tartamudeé un poco. [Pero eso, además de inevitable, es mi británico y elegantísimo sttuter y para presumir hay que sufrir y/o hacer sufrir un po-po-poco al auditorio.]
y 3- No tendría que haber reanudado la conferencia tan pronto después de la lectura de cada poema: rompía el encanto. [Esa crítica me pareció el más hermoso elogio que jamás me hicieran, porque me trajo un eco del poema de d'Ors "Variación sobre un tema de Wallace Stevens": "No es el canto del mirlo, es el silencio...", ¿lo recordáis?]

Por la tarde, Dragó falló. Gustavo de Arístegui, en cambio, nos dio la conferencia de clausura sobre el Islamismo. El encontronazo colocado en el título de la entrada como señuelo de marketing no fue entre escritores, sino con la realidad mundial. Y dejó ridículas no sólo a las rencillas líricas sino a las chorradillas del nacionalismo. Arístegui describió un panorama estremecedor, qué ríete tú del cambio climático. Para colmo, en el turno de preguntas, uno empezó: "Yo, que no veo esos resquicios de esperanza que ve usted..." Y Arístegui que le corta en seco: "Yo en la intimidad tampoco."

4 comentarios:

  1. -Te acompaño en el sentimiento de que te hayan hecho el vacío los nacionalistas: eso no se hace.
    -Qué suerte que fallara Dragó. La frase de Arístegui, genial.
    -Yo me río bastante del cambio climático: de otras cosas no.

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  2. Eh, que cita García Martín a uno que te cita a propósito de un haiku:

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  3. Jooo, yo hubiera querido oírte.

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  4. Hola, Enrique:
    Por fin esta tarde he podido dormir la siesta, después de una semana tan intensa y llena de buenos momentos.
    He puesto tu nombre en el google para leer tus escritos y me he encontrado con tus impresiones sobre el Encunetro de Escritores.
    Ha sido un placer conoceros a los dos, a ti y a tu amada Leonor, y poder charlar en la cena del jueves sobre literatura, política y otros temas interesantes.
    Abel y yo agradecimos que leyeras tus poemas y pusieras así el broche literario al Encuentro. No conocía tu obra, y me gustaron tus poesías, pues son vitalistas, sinceras y, además, con más de una me sentí identificada como, por ejemplo, la del opositor (aunque yo no estudio oposiciones, me ocurrió lo mismo cuando estaba escribiendo el trabajo de investigación, ¡veía la cama y me hacía polvo!).
    Gracias a José María Fernández, el coordinador de las jornadas, pudimos disfrutar de tu presencia y la de otros escritores, sino fuera por él y otros pocos, nuestra Universidad sería un espacio de pensamiento único. De hecho, está convirtiéndose en una institución endogámica y rancia controlada por nacionalistas catalanes estrechos de miras que no hacen honor al significado que guarda la palabra "universidad".
    El Encuentro de Escritores es un reducto de libertad en el que se dan cita escritores que aman su trabajo, pero algunos cargados de prejuicios prefieren colgar carteles para amedrentar a los asistentes e invitados que escuchar las conferencias aunque sea para criticarlas después. No saben lo que se pierden, pues hemos asistido a verdaderas lecciones magistrales, como la que nos impartió Arístegui. Sé que estos eventos son minorios, pero me hice cruces al comprobar que solo asistieron cinco alumnos. Después viene cualquier botarate, eso sí, afín a las ideas imperatantes en Cataluña y solo les falta hacele un monolito.
    En definitiva, el panorama es desalentador, así que tendremos que conformarnos con los buenos momentos que nos brindan.

    Espero que os llevéis un grato recuerdo de vuestra visita por tierras catalanas
    Un abrazo,
    Marga

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