Lo dicho para el alma vale -valga la redundancia- para la poesía. Un verso inolvidable puede salvar a un poeta y qué no hará ya un buen haiku. En la nueva revista El mirador de los vientos, Herme G. Donis, entre otros más normales, escribe éste:
La alondra caída
esconde su ala rota
avergonzada.
Hay haikus que son bonitos: este es bonito, bueno y triste. Sí: inolvidable.
ResponderEliminarQué, ¿no hablamos de política? Duele, sí, duele. Aunque no ha ido tan mal...
ResponderEliminarTremendo (el haiku).
ResponderEliminarEste haiku esculpe compasión. ¡Muy bonito!
ResponderEliminarEnrique, ¿podrías, quizás más de acuerdo con tu vena heroica y por arte de poesía, hacer que la alondra no tenga vergüenza de tener el ala rota?
ResponderEliminarNo me llamo Enrique, pero ya que llevo toda la vida rodeada de ellos, pues como si me lo llamara:
ResponderEliminarLa alondra caída
arrastra su ala rota
como si nada.
No sé si es más heroico o es la otra cara de la vergüenza. Ni tan bonito ni tan bueno, pero puede que igual de triste.
Hermoso, CB, y realista. La vergüenza sólo está en nuestra mirada.
ResponderEliminarTambién es bueno, cb, aunque en el original me parece que es más triste, aunque si me pongo a pensarlo me entran dudas.
ResponderEliminarMe gusta el tuyo, cb. Me parece, si cabe, más heroica la lucha de la alondra.
ResponderEliminarAlondra, al menos,
ResponderEliminarcuánto has volado.
Yo jamás tuve alas.
o un tanka
Alondra, aún
hay altura en tus plumas,
entre las alas.
En el cielo, eras tierra;
en mis manos, el cielo.
Aunque tal vez CB haya dado una respuesta mejor, por más directa, al reto de Constanza, que recordaba a lo de Kikaku y Basho, pero todavía más difícil porque en el de Herme G. Donis ya había ternura y compasión.
"En el cielo, eras tierra;
ResponderEliminaren mis manos, el cielo." ¡Precioso!
Triste vergüenza, buen poema.
ResponderEliminarAlegre cielo, lúcido y triste, atrapas sus alas.
"Kikaku y Basho pero todavía más difícil", Enrique, eres tú contigo mismo, en tu haiku y en ese tanka que sigue viendo la altura en el ala rota.
ResponderEliminarMi alondra tipo Flannery, escondiendo la vergüenza en vez del ala, era más triste y menos positiva y, sobre todo, mucho menos contemplativa. O sea: menos Basho.
Muchas gracias, que conste, sois todos mu amables.
Me gustó mucho el viraje que tuvo todo con cb. Quizas alguna alondra hasta se alegró de tener su ala rota, y ya no le queda ni rastro de vergüenza. Hasta llegar ahí, cuanta valentía en el realismo que denuncia acton. Me callo ya...
ResponderEliminarPrecisamente eso: los animales viven el dolor sólo como dolor. Nosotros, además, como vergüenza, ignominia, ofensa, y sobre todo, como miedo. Por eso, en cierto sentido, nuestro dolor es mayor. En otro sentido, menor, porque también tenemos mecanismos de defensa, sublimación o trascendencia. Los animales, sólo el dolor. Aunque todo esto son conjeturas "desde afuera".
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