sábado, 28 de julio de 2007

Los langostinos, ¿son de izquierdas?

Dada mi experiencia personal, contestaría que sí. Claro que nadie del PP me invita nunca a sus homenajes ni a sus entregas de premios ni a sus Golf & Country Clubs, y sería muy injusto por mi parte echar en cara los langostinos a quienes sí tienen la deferencia de convidarme, aunque sea por afinidad —por parentesco de afinidad, exactamente. En cualquier caso, gracias a Dios, este blogg no es un diario, así que no tengo por qué levantar acta de cada paso que doy ni de cada langostino que me zampo.

Cuando me presentaron a la ministra de Fomento, la avisaron:
—Estás conociendo al sector de derechas de la cena.
—Al exiguo sector... —habría precisado yo, de estar en mi salsa, que no era el caso.
—Pues a ver si les pego algo —sonrió Magdalena Á.
—Como no sea un coscorrón... —habría apostillado uno, de haberle dado más al rioja, que no era el caso.
Simplemente, je, sonreí. Y muá, muá.

Lo único que nos pegamos anoche fue eso: pares de besos. A la despedida, el premiado, o sea, el anfitrión me abrazó: “A pesar de nuestras discrepancias ideológicas, yo te quiero mucho”. Lo cual, qué quieren que les diga, es emocionante y muy de agradecer. Tanto, que no me adornaré diciendo que eso mismo me pasa a mí con los langostinos.

12 comentarios:

  1. Anónimo11:15 a. m.

    desde el punto de vista práctico, la izquierda se lanza por el langostino, los pela la derecha y -oh, qué cosas- se los suele llevar a la boca la izquierda.

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  2. Anónimo12:04 p. m.

    Sabrosa entrada. Chin-chin.

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  3. Anónimo12:54 p. m.

    Es de suponer entonces que la gamba blanca y gorda es de derechas, o quizás solo el bogavante.

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  4. Anónimo12:56 p. m.

    A mí es que eso de tener que decirlo expresamente (que hay cariño por encima de las diferencias) me parece como que se autodesmiente.

    Yo a mi madre nunca se me ha pasado por la cabeza decirle algo así: mamá, no sabes cuánto te quiero a pesar de que no haya prácticamente un asunto del que opinemos igual... puaaaaj, es que sólo de pensarlo me da repeluco.

    Es como lo de yo respeto mucho a los homosexuales, o lo de no me importaría que mi hija se casara con un negro. Decir eso está implicando ya que no ves a la persona, sino al facha, al maricón, al negro, y que haces un loable esfuerzo por aceptarlos.

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  5. Anónimo1:56 p. m.

    Los langostinos, como todo en sus justos términos, no más allá de media docena, pero de la mejor calidad y en su punto de cocción y adecuada temperatura, acompañados de una sola copa de manzanilla o fino muy fría, y sin ningún aspaviento por habituales (con enjuagadores para lavarse los dedos), de esta manera totalmente de derechas.
    En montones, con celebración y sorpresa, tirados más que servidos, con servilletas de papel o infames toallitas perfumadas, sin dudarlo de izquierdas.

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  6. Anónimo3:12 p. m.

    Muy buena entrada, sí señor. La verdad es el homenajeado se podría haber ahorrado el comentario, pues, en efecto, estoy con Ignacio, hay que ver a la persona por encima de todo; y el que hace una apostilla así se delata. Las personas no caben en ninguna etiqueta.

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  7. El caso, segundo anónimo, es que los langostinos los sirvieron estupendamente. Sigo hecho un mar de dudas. A las que Manupé contribuye con su gamba blanca y gorda (que ¿será de centro?).

    En teoría, sobre la frase final, Ignacio & Verónica, estoy del todo con vosotros, aunque yo no puedo tirar la primera piedra, ni siquiera a la viceversa: "a pesar de nuestro acuerdo ideológico, no hay quien te aguante", he llegado a musitar alguna vez. En este caso en concreto, sin embargo, a pesar de esas gotas de limón que le echo, la frase era oportuna, me emocionó mucho y es recíproca.

    Y todos mis respetos a tu admirable madre, Ignacio.

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  8. Pues a mí me parece que hay que decirlo, precisamente por aquello de la diferencia. Y un homosexual supongo que prefiere ser un homosexual querido que una persona "a secas". Como dice la madre de Tracy en Historias de Filadelfia: "sí, hija, ahora tengo mucha dignidad... pero no tengo marido."

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  9. Anónimo12:12 a. m.

    ¿A la viceversa?

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  10. Anónimo10:32 a. m.

    "Los langostinos son del mar", sería mucho más poético.

    "los langostinos son de mi paladar", mucho más práctico.

    ¿Ser de izquierdas? no logro saber qué significa. Dicho de un langostino, ¿que es rojo?. Quizás ser de izquierdas significa apuntarse a un color. No lo sé. A mí me gustan las gambas.

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  11. Hay que indicar que esta entrada viene en clave andaluza. Y es que desde que tras una mariscada Pepote se metamorfoseo en langostino allá por los años 80 los langostinos en Andalucia son del psoe. Izquierdas???

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  12. ¡Qué nivel, Enrique!
    No sé vosotros, pero yo prefiero el jamón serrano con queso manchego y pan, todo a la vez. Para mí, es una combinación insuperable.
    Me tienes que contar cómo haces para que te inviten a este tipo de actos pero, por si acaso, cuidado con lo que comes y bebes: el cianuro puede acechar por las viandas más inesperadas.

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