jueves, 27 de diciembre de 2007

La naturaleza imita al arte

Acabo de llegar de un funeral en el que varios amigos habían leído, con aprobación, mi artículo de ayer. Lo curioso es que dos (sí, sí, dos, y ni uno menos) me han dado unos cachetitos: plaf-plaf, mientras me lo celebraban. Jolín, qué cuidado hay que tener con lo que uno elogia.

5 comentarios:

  1. Anónimo2:02 p. m.

    Ja, ja, ja. Me has alegrado el mediodía. El título, inmejorable.

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  2. Hoy te doy una buena porción de razón, con lo que dices. Además, un abrazo, que hace tiempo que no nos vemos... y te dejo, de la misma, mis mejores deseos para ti y los tuyos, Enrique.

    Lo dicho, y hasta cualquier otro rato.
    Feliz 2008!

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  3. No nos conocemos colega Enrique pero como cuente esas cosas, cuando algún desconocido le dé una palmadita cariñosa en la cara recuerde que será uno de sus lectores asiduos del blog,jeje.Un abrazo.

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  4. Anónimo7:02 p. m.

    Ya sabe, hay que poner la otra mejilla, porque si pone siempre la misma se le va a hinchar en demasía.

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  5. Es que venía rodado. Lo extraño sería que se hubiesen resistido a palmearte el careto. Por cierto, ¡qué bofetadas más santas dejaron de darles a algunos!

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