Una tormenta de ideas con algún rompimiento de gloria
jueves, 17 de enero de 2008
Más Velázquez
Aunque entiendo bien que no se atrevan a exponer a Velázquez bajo el rótulo directo de “Pintura religiosa”, porque cómo meter entonces a El Niño de Vallecas, pero, sobre todo, cómo no hacerlo.
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Lo que no hay quien entienda es la cartela del cuadro de Menipo. Se dice literalmente que el griego amaba tanto las riquezas que llegó a suicidarse. Curiosa manera, no me digan, de apegarse a las riquezas, eh, y de redactar una cartela.
Mira lo que acabo de leer en Ramón Gaya de viva voz (Pre-textos, Valencia, 2007, p. 277). Ya se ve que los grandes creadores coincidís: El Niño de Vallecas es un cuadro que en un principio, de jovencito, no entendí completamente. Lo encontraba muy muy bueno, claro, muy bien pintado, pero yo no podía entender todo el misterio que encierra porque no había vivido lo suficiente. Porque, claro, no se trataba de haber visto bobos -bobos he visto y sigo viendo demasiados- sino de ver el 'misterio que encierra ese ser raro, casi angélico. Cuando uno se encuentra ante un ser así, se encuentra lleno de preguntas, de preguntas sobre Dios, sobre la divinidad, sobre muchas cosas... A esa edad, jovencito, no podía entender ese misterio. En realidad sigo sin entenderlo, porque los misterios no se entienden. Los misterios se sienten, se tocan, pero no se desvelan. Un misterio que se desvela no es tal misterio...
Mi amistad con El niño de Vallecas hunde sus raíces en Gaya. Se podría decir que él nos presentó. Aunque desde luego lo que yo sentía y a dónde apuntaba esta entradilla está magníficamente explicado en la cita que reproduces de Gaya, que no conocía. Muchas gracias, ARP.
Ramón Gaya dice varias veces (en el libro de entrevistas que estoy leyendo) que El niño de Vallecas es una de las cumbres de la creación artística.
ResponderEliminarMira lo que acabo de leer en Ramón Gaya de viva voz (Pre-textos, Valencia, 2007, p. 277). Ya se ve que los grandes creadores coincidís:
ResponderEliminarEl Niño de Vallecas es un cuadro que en un principio, de jovencito, no entendí completamente. Lo encontraba muy muy bueno, claro, muy bien pintado, pero yo no podía entender todo el misterio que encierra porque no había vivido lo suficiente. Porque, claro, no se trataba de haber visto bobos -bobos he visto y sigo viendo demasiados- sino de ver el 'misterio que encierra ese ser raro, casi angélico. Cuando uno se encuentra ante un ser así, se encuentra lleno de preguntas, de preguntas sobre Dios, sobre la divinidad, sobre muchas cosas... A esa edad, jovencito, no podía entender ese misterio. En realidad sigo sin entenderlo, porque los misterios no se entienden. Los misterios se sienten, se tocan, pero no se desvelan. Un misterio que se desvela no es tal misterio...
Mi amistad con El niño de Vallecas hunde sus raíces en Gaya. Se podría decir que él nos presentó. Aunque desde luego lo que yo sentía y a dónde apuntaba esta entradilla está magníficamente explicado en la cita que reproduces de Gaya, que no conocía. Muchas gracias, ARP.
ResponderEliminar¿Cómo consigues ese asterisco tan chulo? ¿DE qué tipo de letra es? ¡Me encaaaaanta!
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