sábado, 12 de enero de 2008

Viaje de vuelta

Parecía una diligencia: el tren iba lentísimo. Igual que antiguamente se acababa el agua de las cantimploras, empezaron a agotarse las baterías de los móviles y los portátiles. Se acabó también la película que echaban: El diablo se viste de Prada. Y entonces, como por ensalmo, ocurrió una cosa rarísima: los pasajeros empezaron a hablar unos con otros.

2 comentarios:

  1. Anónimo12:47 p. m.

    ¿Viajaba Pepín en el tren?
    M., B. ya se desplazará volando.

    *-(Que tortura de película)

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  2. Qué suerte la tuya. Como los trenes de antes. Creo que el último que viví asi fue en Italia este verano. Eso es viaje.

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