El proyecto tendría mucho interés crítico porque permitiría ver en acción una de las principales líneas de fuerza de la poesía española contemporánea, como yo explicaría en el prólogo, si me lo pidiesen, o en una reseña para Poesía Digital, si no. Por los poemas dedicados a José Mateos que conozco, sería un volumen de muchísima calidad. Esos poemas suelen contarse entre los mejores de sus autores.
En la vida nada ocurre por casualidad, y menos aún, si cabe, en poesía. La calidad de esos textos devuelve lo que puso José Mateos, con su influencia poética o con su trato personal, con ambos en la mayoría de los casos, para que nuestros libros tuviesen un nivel aceptable.
José Mateos, tan dedicado: y no sólo por los poemas que a él se le dedican, sino también por el tiempo y el cariño que él dedicó a nuestros poemas. Que yo conozca, a nadie se le puede aplicar mejor el verso de Umberto Saba: “Tu hai come il dono della santitá”. Su entrega y su paciencia han sido siempre ejemplares y ejercidas con tanta naturalidad que parecen eso, un don.
Jorge Luis Borges repetía a la menor ocasión que el hecho más trascendental de su vida había sido la biblioteca de su padre. El hecho más trascendental de mi vida literaria fue el encuentro con Mateos, que ha sido para mí un maestro, aunque de paisano. Me explico: en esta época alérgica a la jerarquía, los maestros molestan por su necesaria superioridad. José Mateos, tan delicado, sabe hacerse amigo de sus discípulos y no levantar la mínima suspicacia de estos tiempos horizontales.
¿Me ha provocado celos ver cómo su magisterio, desde aquellas casi clases particulares que me daba en la codirección de la revista Nadie parecía, ha ido expandiéndose con su taller literario de Jerez y ahora por los escaparates de las mejores librerías, a través de su Escuela de la Docta Ignorancia? Quiero pensar que no, siquiera sea por hacerme digno de una de sus enseñanzas más suyas de palabra y de obra: “Lo que se guarda, se pierde”.
[Contribución al libro-homenaje que sus alumnos del taller literario de Jerez han dedicado a José Mateos.]
Y ciertamente todo en él es delicado, además de su poesía, su aspecto, su voz, los sombreros con los que se toca y hasta el rincon de la placita, junto a la biblioteca, donde se reune para el aperitivo.
ResponderEliminarJosé Mateos, tan afortunado. Y EG-M, tan brillante.
ResponderEliminarQué gran frase profesor: "lo que se guarda se pierde" Y el no guardarlo es el crecimiento de un autor.
ResponderEliminarPrecioso artículo. Encontrar un maestro es una auténtico privilegio en esta vida. Y ya se ve, que Mateos debe serlo. En su caso parece que el derroche se le ha vuelto con creces, encima en forma de poemas dedicado. ¡Eso es delicadeza, sí señor!
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