domingo, 17 de febrero de 2008

Contraportada

El último libro de Marina, me deparaba una felicidad inesperada. Lucía en la mesa de novedades y, cuando le di la vuelta, me encontré con este comienzo de contraportada:
José Antonio Marina —reincidiendo...

Bastó con eso. El volumen daba más de lo que cabía esperar. Me marché sonriente, pensando en el sutil arte de la escritura, que la carga el daimon...

5 comentarios:

  1. Estas reincidencias podrán alguna vez considerarse un agravante de sus delitos. A J. A. Marina, a quien no conozco personalmente, le vi un día su carácter sombrío en contraste con la luminosa persona de un maestro de cuyo nombre no quiero acordarme. Destemplado y hosco, simplemente feo. Su obra viene contribuyendo a una descomposición del mundo y de la tradición, "educación" o "proceso enseñanza-aprendizaje" dicen otros, que debiera considerarse responsable. Habría que anotar todas sus reincidencias.

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  2. Esta entrada es un cuadro sutil,la forma es contenido: las negritas [sólo] en parte del título son de un refinamiento maiqueziano.

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  3. Fenomenal comentario, aunque tratándose de un "reincidente", huelga...

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  4. Vaya, Juan Antonio, llevo toda la vida musitando esa frase y ahora caigo en que encierra, además, toda una poética. Gracias.

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