Tenía un gran interés por observar los ojos de Arcadi Espada, insuperablemente dotados para el pleonasmo: ven lo visible como ninguno (y no ven lo invisible como ninguno).
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En la emoción del encuentro recordé a Antonio Machado: "El ojo que ves no es / ojo porque tú lo veas; / es ojo porque te ve."
Y me entró la inquietud.
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De Espada me sorprendió el romanticismo que esconde bajo capa. Romanticismo de último mohicano: "La mía será la última luz que se apague de los lectores de periódicos". "Sólo quedan diez que nos tomemos en serio los periódicos..., Santiago González y yo”.
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Tenía que haberlo sospechado, porque qué románticas estas dos frases de Contra Catalunya: “Uno está con los que pierden y ahí no puede suceder nada malo. Si a uno le abandona la razón objetiva, siempre le quedará la razón moral”.
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A la mañana siguiente, la lectura de Inmaculada Moreno en mi IES. Los alumnos se volvían, desvalidos y vulnerables, a preguntarme: "¿Qué significa 'desvalidos'?, ¿Y 'vulnerables'?, ¿Y...?, ¿Y...?" Una barrera semántica, que se dice, o muralla china. En principio, no había nada que hacer, pero qué callados y atentos estuvieron. Era el efecto amansador del ritmo, que Inma maneja como nadie.
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Por la tarde, leían en Jerez Amalia Bautista, Javier Salvago y Jon Juaristi. Como no hay tres sin cuatro, José Mateos presentaba.
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La explicación del misterio de Javier Salvago —extraordinario poeta que pasa desapercibido en demasiados recuentos— se desveló un poco en su lectura. Lectura tan desengañada como desmañada, sin la más mínima (y quizá necesaria) autocomplacencia. Él no es, desde luego, su mejor agente literario. Quien estaba a mi lado exclamó: "Esto es caviar comido a puñados".
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El secreto de Juaristi: un humor desmadrado que, oh paradoja, no se desmadra casi nunca. Siempre está al servicio de un anhelo de civilización.
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Tras recordarnos que Auden pedía que todo poeta hiciera explícita su idea de Paraíso, Juaristi nos recitó su locus amoenus particular. Terminaba: "Vivir quiero conmigo / y con mi colección de armas de fuego".
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Amalia Bautista recogió el guante paradisíaco, y recitó el poema “Luz del mediodía”. Auden estaría contento con ella, pues ha titulado Luz del mediodía, (Universidad de las Américas Puebla, 2007) su última antología, o sea, el título es su imagen del Paraíso.
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Mi imagen del Paraíso en la poesía de Amalia Bautista es "Jardín de Puerta Oscura". Empieza: “Los milagros existen. Esta tarde,”… No se puede pedir más a un comienzo. Y acaba: “y en el murmullo de la fuente escucho / tu corazón, igual que cuando apoyo / la cabeza en tu pecho”. No se puede pedir más a un final.
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Luego me monté en la moto, para seguir tumbándome en las curvas.
¡Vaya colección de párrafos asteriscados! Me quito el sombrero, y lo que haga falta: vamos, que, si es necesario, hago un strip-tease completo.
ResponderEliminarMuchas gracias por los apuntes, Jerez me está dando una envidia que no veas...
ResponderEliminarDebió ser un placer esa lectura de tan buenos poetas (también entre el público). Lástima no haber estado allí (me quedo con Amalia Bautista y Salvago -a pesar de lo que comentas-, ya que Mateos no leyó).
ResponderEliminarGracias por los 'flashes', aunque en realidad son más bien luces que muestran lo mejor de los protagonistas, no esos fogonazos que deslumbran y que dejan a la gente con cara de susto y ojos rojos.
ResponderEliminarY querríamos haber visto toda la película, pero el resumen es grandioso.
Aquí donde se ve que la pereza es un pecado gordísimo. Contra uno mismo.
ResponderEliminarLindos flashes y mejor final.
ResponderEliminarMagnífica colecta de rayos sin truenos. Gracias.
ResponderEliminarQuerido Enrique García Maíquez. Te anuncié mi lectura en el día 22 de abril a las 20 horas en Sevilla en el Círculo Mercantiln pero veo que no lo has publicado. Bueno, decirte que la disertación poética sobre mi obra que ha hecho An tonio Murcianoha estado muy bien y la lectura igual. Espero que nos conozcamos pronto. Belén Núñez
ResponderEliminar"No se puede pedir más a un comienzo" también sería un buen comienzo para un poema. Que se te van cayendo los versos del bolsillo...
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