La drogadicta del barrio de Santa Clara, que trabaja de gorrilla en el centro comercial, se había puesto un geranio rojo en el ojal de su camisa sucia. Parecía más joven, aunque no tanto como lo será. Daban ganas de piropearle el complemento. No supe cómo.
Una sonrisa cómplice... tal vez...
ResponderEliminarSalud,
Tlön
qué bonito el garanio que te has puesto hoy...
ResponderEliminarAunque no es tan fácil, ¿verdad?
Felicidades, Enrique.
Por cierto, ser cómplice significa "prestar ayuda en un crimen." No sé por qué se usa tanto ese adjetivo en plan "te guiño el ojo, somos amigos, amantes o novios furtivos, qué buen rollo..."
ResponderEliminarQue mejor piropo que saber mirarla.
ResponderEliminarNo sé, Rocío... La connotación criminal no es la primigenia: etimológicamente, procede de *PLICO, algo así como 'plegarse'... Y no se me ocurre mejor manera de compartir algo sin palabras que dedicar un gesto plegado para otro, solapado, silente como una carta personal.
ResponderEliminar¡Gracias, no obstante!
Salud
Estás encadenando grandes textos estos días: enhorabuena.
ResponderEliminarY en el centro comercial quisiste encontrar algo brillante y descubriste pobreza y belleza: enhorabuena.
Dice el DRAE:
ResponderEliminarcómplice.
(Del lat. complex, -ĭcis).
1. adj. Que manifiesta o siente solidaridad o camaradería. Un gesto cómplice.
2. com. Der. Participante o asociado en crimen o culpa imputable a dos o más personas.
3. com. Der. Persona que, sin ser autora de un delito o una falta, coopera a su ejecución con actos anteriores o simultáneos.
Así que, con o sin crimen se puede ser cómplice. OK?
Agradezco mucho el comentario filológico a "cómplice", pues tenía la misma sospecha que Llir y, a la vez, veía la palabra muy útil. Ahora la usaré en mis sonrisas y en mis conversaciones con más tranquilidad de conciencia.
ResponderEliminarGracias a Llir y a anónimo.
ResponderEliminarY a ti, e.g-máiquez.
Salud.
La drogadicta con su geranio me ha recordado, qué cosas, al perro del mendigo. Magnífico.
ResponderEliminarQué milagro es la escritura, Carlos. Cuando recordaba el geranio, yo también oía los ladridos del perrito aquel. Emocionadas gracias.
ResponderEliminarY que no se me olvide en este capítulo de agradecimientos, uno muy especial para el muy consolador comentario de Carmen, tan sensible.
ResponderEliminarEnvié un comentario a tu artículo "Juicio de la historia" del D.de Cádiz y no se publicó. Supongo que tienen poca gente. Resumiendo mi comentario te venía a decir que la ética y estética mal se llevan y que sobre bondad y belleza alguien fue seducido por "La belleza del mal" y A. H. habló sobre "la banalidad del mal" pero cuánto daño hace. Soy antiabortista pero habría que preguntarle a una mujer que haya sido embarzada por un violador. ¡Menudo dilema!
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