lunes, 17 de noviembre de 2008

Guardia de tráfico

Me recuerdo a aquel policía municipal que ponían antes en el centro del pueblo, con un pitito y unos guantes blancos, a ordenar el tráfico. Últimamente tengo que ordenar mis ocurrencias. Ésa, por aquí, pi-pii-pííí, para un artículo, y ahora hay que ver para qué periódico o cuál revista; ésa, que le dé la vuelta a la rotonda hasta un microcuento; aquélla que siga recta hacia el poema; ésta, eh, ¡eh!, que aparque en el blogg o se eche al arcén de una reseña. A veces, el tráfico está tranquilo, y me aburro. Pero a las horas punta, ¡la marabunta!: vehículos de todos los tamaños, líricas bicicletas, ruidosas motos, camiones de mercancías, y atascos y colisiones. Y yo en medio, con mis guantes blancos y mi silbato afónico, subido a una caja blanca y roja, con un casco brillante de bombero, sin que nadie me eche demasiada cuenta, haciendo gestos con los brazos, desinflándome a pitar.

Hoy pondré un ejemplo ajeno, mañana propio. Hoy, José Emilio Pacheco y un poema que hubiese estado mejor en un libro de memorias o en una entrada de blog; mañana, un texto mío que estaba mal estacionado como poema, y que una grúa ha movido a al garaje de La Gaceta como pequeña columna. Para devolver lo de Pacheco a su sitio, lo copio aquí, donde pega:

EL FORNICADOR

En plena sala ante la familia reunida
—padres, abuelos, tíos y otros parientes—
abro el periódico
para leer la cartelera.

Me llama la atención una película
de Gary Cooper en el cine Palacio,
o en el Palacio Chino, ya no recuerdo.

Lo que no olvido es el título.
Pregunto con la voz del niño de entonces:
“¿Qué es El fornicador?”

Silencio, rubores,
dura mirada de mi padre.
Me interrogo en silencio:
“¿Qué habré dicho?”

La tía Socorro me salva:
“Hay unas cajas de vidrio
en que puedes meter hormigas
para observar sus túneles y sus nidos.
Se llaman formicarios.
Formicador
es el hombre que estudia las hormigas.”

5 comentarios:

  1. Divertido texto, pero no es un poema.

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  2. O viceversa: no es un poema, pero es divertido. La tía Socorro, qué nombre más al pelo. Haría falta una en cada familia.

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  3. Cierto, Jesús, por eso nos hace tanta falta un buen guardia de tráfico. Y viceversa: cierto, Jesús, es divertido y no había caído en el oportuno Socorro del nombre. Gracias a ambos.

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  4. Eres un Guardia de Tráfico atípico, nada mal encarado y con sentido del humor. Definitivamente tu nunca estás "en guardia".

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  5. Una tía con un amplio léxico ya es un socorro...
    No sé si es un poema, pero como a veces se dice por acá: "es un poema".
    Salud.

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