viernes, 28 de noviembre de 2008

Paradojas

La altura del vuelo de los aviones se mide en pies.
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Los alumnos que leyeron mi “Aprender a suspender” son los que aprueban.
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Yo hablando de literatura... cuando es la literatura la que habla de mí.
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Defiendo que la poesía no es estética por la belleza de la idea.
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“Te leo si me lees” es una proposición indecente, por muy implícita que sea. Cuando la obra de la parte contratante es buena, la humillación es doble.
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No me siento cómodo de verdad con alguien hasta que no lo he decepcionado por lo menos una vez.
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Cuanto menos rezo más hablo de Dios, como tratando de llenar mi vacío soplando hacia fuera.
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Estoy muy cansado de mi vanidad, pero no tengo otra cosa.
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Desde que decidí que haría una serie de paradojas sólo se me ocurren metáforas.
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11 comentarios:

  1. Anónimo8:45 a. m.

    Me gustan todas, pero si tengo que escoger dos me quedo con la 6ª y la 8ª.

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  2. Teresita de Lisieux dijo algo obvio: es más importante hablar con Dios que hablar de Dios. Y mejor hablará de éste quien hable con él, claro.
    Hermoso, Enrique.

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  3. ¡Olé! me encanta esta faceta tuya de aforista. ¡La tercera es genial! y la sexta una perlica -que se diría por aquí. ¡Gracias!

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  4. Me gustan también todas, pero la de la decepción me encanta.

    Y la de Dios. Y la de la vanidad.

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  5. ¡¡¡La última es brutal!!!
    Pero me gustan t5odas también, qué vergüenza.
    La séptima también podría definirse como "cuando menos contemplativo soy, más activo parezco", a mí me pasa mucho.
    Y la sexta... al principio, cuando decepcionas o te decepciona alguien a quien quieres de verdad, suceden dos meses incómodos..., y luego es como si hubiera habido un pacto de sangre, "has visto el reverso del tapiz y por eso ahora eres mi auténtico hermano..."
    Respecto al "te leo si me lees" tendrás que resignarta: la poesía es endogámica y cada vez tengo más claro que sólo compran poemarios los poetas.

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  6. Me identifico con la de la vanidad y la de la decepción. Seguiré con gusto la serie.

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  7. Anónimo12:23 a. m.

    Veo que ha tomado usted Paradoxina.

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  8. Estoy por pedirte que me decepciones, pero haciéndome caso no me decepcionarías. Paradojas.

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  9. ¡Oh! Es genial esa de:

    No me siento cómodo de verdad con alguien hasta que no lo he decepcionado por lo menos una vez.

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  10. Precisamente, Enrique, Juan Ignacio, en esa máxima se basa la doméstica comodidad del matrimonio.

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