domingo, 7 de diciembre de 2008
Justificaciones
Mi apellido nobelesco [sic] ya me exige alguna introducción. Las explicaciones con mi lugar de nacimiento son más largas. Lo más fácil hubiese sido decir directamente que nací en El Puerto, y punto. Pero yo le tengo cariño a Murcia, como es natural. Está, además, la cita de Gaya: “Para mí las cosas murcianas, este paisaje por ejemplo, tienen mucha importancia. No tengo raza allí, pero se ve que ese primer llanto cuando uno aparece tiene mucha importancia, no sé, son cosas secretas". En Ardua mediocritas intenté aclarar el asunto con un versículo: "Nací en Murcia y soy del Puerto de Santa María", pero quien dio en la clave fue Feu, que me puso entre paréntesis (Murcia, pero El Puerto de Santa María, 1969). Queda un poco prolijo, paradójico, barroco, ya lo sé, pero es lo que hay, y tampoco voy a quitarle el Santa María a mi pueblo ni, mucho menos, mi pueblo a Santa María. Así estaban las cosas; ahora, parece, vamos a tener que empezar a justificar también nuestros sexos. Qué entretenidos vamos a estar.
Siempre pensé que lo importante para un poeta es la Poesía, que tus poemas tengan lectores,que te oigan, que seas publicado.
ResponderEliminarLo de las aclaraciones biográficas para antólogos y recopiladores de nuevos valores de la literatura andaluza, murciana o de Nueva Papua-Guinea me parece una cuestión muy secundaria.
A mí, como si eres mi vecino de enfrente, si tu poesía es mala... malo.Y si no te incluyen, si no apareces en las nuevas antologías, lo mismo te hacen un favor. A saber con quién te igualan.
Mientras el lugar de nacimiento o el sexo sean más importante que la calidad, mal vamos. Siempre quedará el consuelo de saber que esa antología que nos excluye lo hace por motivos extrapoéticos.
ResponderEliminarPodrías probar con apócrifas y heterónimas, a ver si así...
Ay, mis buenos amigos, no consoladme, que me matáis. Releo mi artículo y me temo que se puede leer como una queja; pero yo no vine a llorar, que pienso como Manupé, sino a reírme de los usos y costumbres del momento.
ResponderEliminarJoer, Enrique, ¿pero a ti que musa te sirve el desayuno? ¡Te adscribro a una antología universal del ingenio, el humor y la lucidez! Vamos, que hoy te doy tres elecutis.
ResponderEliminarP.D.: espero no tener que llamarte en el futuro "Enriqueta".
Excelente artículo, lo digo para que lo separes y lo pongas en la lista de imprescindibles para el libro que deberías empezar a hacer ya, porque un buen puñado de excelentes ya tienes.
ResponderEliminarEs curioso que el Derecho, cuya dureza se puede comparar con el pedernal, tenga un criterio más fino a la hora de precisar la vecindad civil (quién es catalán, gallego o castellano, etc.) que el de quienes en nuestra tierra están al frente de promover algo de tanta delicadeza y matización como la poesía.
ResponderEliminarQué va, Enrique, el artículo es estupendo. Sobre todo la parte final, por lo que aporta a la inacabable teoría sobre el matrimonio. Es muy hermoso y muy verdadero.
ResponderEliminarAh, y genial lo de "Si fueras mujer te antologaba". Habría que responder: "Si fueras hombre, te partiría la cara".
http://tabernafindelmundo.blogspot.com/