Luego, releyendo el libro, he visto que la historia de su boda inminente apenas si sale en su diario, que no condesciende a la anécdota biográfica. La categoría de estos poemas está en su textura emocional. Yo, entrando en el capítulo de mis manías personales, destacaría la finura de su adjetivación y su ojo para los pájaros. De lo primero, un botón de maestro:
Un gorrión... Aparece suavementeEse "fuertes", tan sencillo como suena, retrata perfectamente al limonero, que parece de alabastro oscuro, y más en contraposición a la levedad del gorrión. De árboles, Raúl Pizarro sabe tela, y hace todo un recorrido botánico-poético bajo ciruelos, nísperos, jaboneros, alcornoques, nogales, sauces y la sombra del ciprés.
y pasea por las ramas fuertes del limonero.
Pero vayamos con los pájaros. Ya tenemos al suave gorrión, también aparece "el pincel distinguido de cualquier golondrina, / su acrobacia veloz, ágil, resuelta", y otro gorrión en un día de bochorno. La sorpresa mayúscula me la ha dado el minúsculo chochín, que yo decía que en español no cabe en un poema, y que Rául consigue nombrar con mano experta en esta refrescante estrofa:
La luz llegaba rota a la orilla del río,
hermosamente ............. rota,
y bajaba entre trinos
de mirlos, mosquiteros y chochines.
Para que esta nota de lectura no se quede sólo en un repaso raudo al ritmo de mis obsesiones personales, paso a copiar entero un poema que tiene toda la delicadeza de un haiku:
..........2 DE OCTUBRE
Las azaleas
que transplantamos
todavía resisten, languidecen
en la terraza,
recibiendo unas pocas atenciones.
Sus pétalos pequeños me reprenden
con piedad.
Buff, qué bueno.
ResponderEliminarEspléndida alusión a los chochines, aves paseriformes de pequeño tamaño, rechonchas, de color pardo profusamente listado y cola corta que levantan cuando se posan y hasta ahora un poco ausentes de la lírica patria. En serio, pintan muy bien estos poemas y este libro, bromas aparte.
ResponderEliminarFeliz Navidad, Enrique.
ResponderEliminarFeliz Navidad a todos.
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