lunes, 26 de enero de 2009

El lunes la dieta

¿Para qué el régimen —pienso—
si más tarde o más temprano
he de quedarme en los huesos?

14 comentarios:

  1. por puro voluntarismo...¡ánimo!

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  2. El sufrimiento propio, en mi opinión, se justifica sólo si es la mejor o la única manera de conseguir algo más noble y valioso. Un régimen por narcisismo es más tonto que un régimen por salud. Lo malo es distinguir narcisismo y salud. Un abrazo

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  3. Anónimo4:10 p. m.

    Con la excusa del régimen ha salido una poesía sencilla, suelta, natural...

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  4. En estos tiempos de crisis,
    el problema de engordar
    es el dinero que gastas
    en comprar tallas de más...

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  5. Y en estos tiempos de crisis
    lo malo de adelgazar
    es el dinero que gastas
    en barras de biomanán.

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  6. Quien pretende adelgazar
    con esa clase de inventos
    muy pronto vuelve a engordar.

    Solo existe una certeza:
    lo único que no engorda
    es lo que en el plato queda.

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  7. Volviendo al principio, Juan,
    sólo existe una certeza:
    que más tarde o más temprano
    la muerte nos pondrá a dieta.

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  8. Te doy la razón, Enrique.
    Y como buenos cristianos
    habrá que ser generosos
    con los hambrientos gusanos.

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  9. Serás hueso, pero hueso enamorado. En honor a este hueso en lances de amor, ¿por qué no una dieta llevadera (no sé si esto es posible)?

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  10. Por ascetismo, Enrique. Te lo digo yo, de Villalón a Villalón.

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  11. Aaaaaaaaay. Ahí me has dao.

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  12. Hágalo por la pelliza hombre, con un cuerpo fino y estilizado podría confundirse incluso con una auténtica y genuina rebequita gaditana venida a más.
    Imagínese cuan grácil adonis, sin mancharse de tiza al escribir en la pizarra.
    Piense en su autoestima cuando un dominguito se ponga el pantalón vaquero que dejó en el armario hace ocho o nueve años y el del quiosco le diga:
    ¿Que quieres chavalito?.

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  13. Anónimo12:28 a. m.

    Por presumir de buen tipo
    se pasan cien mil penurias.
    Desde Jerez hasta Asturias
    cuerpos que quitan el hipo
    se entrenan, cual prototipo
    de figura bien tallada.
    Mi costumbre inestrenada
    es cenar lechuga y sopa.
    ¡Vive Dios, que se me nota
    la voluntad deshinchada!

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