Anoche, rendido a la evidencia, suspiré:
—Mi inspiración ha muerto...
Pero me sorprendí a mí mismo con un ignoto reflejo monárquico, vitoreando ipso facto:
—¡Viva mi inspiración!
Como aquí hay confianza, confesaré que me hice gracia, que falta me hacía. Es un buen método, además, contra todo desánimo. Primero se pone uno no sólo en lo peor, sino en lo irremediable. Pongamos un ejemplo [absolutamente hipotético]:
—Mi amor ha muerto...
Y de rebote, el remedio instantáneo:
—¡Viva mi amor!
Y así sin parar:
—El periodismo ha muerto...
—¡Viva el periodismo!
O:
—España ha muerto…
—¡Viva España!
Etc.
¡Gracias!
ResponderEliminarEl método me recuerda a la "teoría de la propina" de Plà, que supongo conocéis. Por lo que he visto en otros blogs, Plà menciona esta "teoría" en Lo que hemos comido y otros libros, y recomienda asumir que vivimos en el peor de los mundos imaginables; a partir de ahí, todo lo bueno que nos acontezca ha de considerarse como una propina del destino, por la que podemos estar agradecidos. Doy fe de que este humilde recurso para domar la angustia funciona.
ResponderEliminarSe agradece que quieras compartir este descubrimiento, porque en horas de desánimo, sea la causa que sea, echar mano de él será un alivio seguro.
ResponderEliminarLo mismo para la teoría de la propina que nos regala Andoni (Plá).
Gracias a ambos.
Al fin y al cabo, Enrique, la esperanza de la resurrección nos salva de todos nuestros pesares. Un abrazo.
ResponderEliminarEse es el punto, Juan Antonio, la resurrección nuestra de cada día.
ResponderEliminarY qué tremendo Pla, eh, apurando la catalanidad hasta el fondo. ¡Qué le gusta un ejemplo monetario! Y a mí él. Me lo apunto, Andoni, muchas gracias.
Todas las noches muere la inspiración cuando cerramos los ojos, no sabemos qué sucede mientras dormimos, pero al despertar nos encontramos con una inspiración recién nacida, nueva y radiante.
ResponderEliminarMe sale en pantalla, en la parte de arriba, un aviso de Blogger según el cual "un usuario ha señalado este blog como de dudosa reputación".
ResponderEliminarEspero que sea un error de mi navegador o algo así. Reputaciones como las de don EGM, pocas.
Me viene como anillo al dedo tu entrada. A estas alturas no se por dónde meterle mano al artículo y tengo trabajo pendiente, una comida con amigos y mañana una excursión ¿Cuándo crees que podré entonar el "Viva la inspiración"? últimamente sólo la siento viva de noche, cuando no me deja dormir ni levantarme. Así pues, De momento "Viva la inquietud"
ResponderEliminarYo utilizo el método de dar las gracias por lo que me acabo de lamentar. Pero he de reconocer que el del Viva es inmejorable.
ResponderEliminarCon qué suavidad y delicadeza, Carmen, pones el dedo en la llaga de mi método, que es el justo el interregno, ay. O que una vez que la inquietud ha muerto, otra voz salta dando vivas a la neoinquietud, la puñetera. Ánimo, en todo caso.
ResponderEliminarMe quedo con la resurrección nuestra de cada día. ¡Qué bueno! Cada día, un nuevo día, un nuevo afán, una nueva muerte y una nueva vida.
ResponderEliminar¡Gracias!
¡Qué buen método de resarcirse uno de los agravios! Me encanta leer artículos que, para los tiempos que corren, arrojan cierta luz de optimismo. Gracias
ResponderEliminargenial, genial y genial. Me lo aplico...
ResponderEliminarEnrique, siempre nos quedará París.Me encanta pensar que siempre hay una posibilidad de ir a mejor.
ResponderEliminar!viva la vida!