En la soñolienta cena, mientras repasábamos la jornada, supiré:
—Uff, qué día más duro…
L. asintió y sumó:
—En realidad, toda la semana.
—Vaya mes.
—¡Y el año, qué!
—La vida es dura...
Aquí ya empezamos a sonreír. Bienaventurados los que tienen humor negro porque siempre acabarán riéndose.
Lo cual me hizo recordar una anécdota mía de la infancia en la que puede que brillara el talento que ahora me busco con tanto afán. Llegó mi abuelo muy agobiado de sus negocios y se quejó:
—Qué lucha…
A lo que yo, que tendría a la sazón seis o siete años, repuse:
—Pero qué lucha tan buena, ¿verdad, abuelo?
Anoche, al recordarlo, sin dejar de reírme, me puse serio Sería un lema de la casa, un mote del escudo precioso; y un gran título para una autobiografía: Qué lucha tan buena. Lo difícil es ganárselo, merecérselo.
Pues sí, qué entrada tan buena.
ResponderEliminarFeliz 1001 entrada, capicúa.
ResponderEliminarBuenos días, Don Enrique: Lo prometido es deuda y yo que empiezo a ser un poco antiguo, pertenezco a una cultura del cumplimiento. Tres son los libros de artículos de Muñoz Molina que tengo en casa "La vida por delante", "Las apariencias" y "Pura alegría" (para mi, el mejor). Si los necesitas, son tan mios como tuyos. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMuy buena entrada, para mí el humor es el mejor remedio a muchos males, y si es negro deja los males aún más blancos.
ResponderEliminarMe acordaré del lema cuando esté depre.
ResponderEliminarCelebro encontrar este blog. Un saludo de un portuense en Sevilla.
ResponderEliminaray Dios, y que no falte la lucha. Que cuando parece que se termina llega la saudade...
ResponderEliminarYo también recordaré este lema cuando esté agobiada.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas, muchas gracias
ResponderEliminarComo aconsejaba "Agustín"... ¿o era su mellizo santo tomás?:
ResponderEliminarfrente a la lucha:
Dios y una ducha.